LA SUERTE: Un Aliado de cuidado

Por: Óscar Javier Jiménez Yepes

LA SUERTE: Un Aliado de cuidado

El éxito profesional en el desarrollo de una actividad económica, para subscribirme solo al componente más objetivo y probablemente más anhelado, es una búsqueda permanente de la mayoría de los seres humanos. ¿Cómo crezco en la pirámide jerárquica en una organización?, ¿cómo transformo una buena idea en una innovación (entendida como el momento en que la idea se puede monetizar y genera valor para un grupo poblacional, empresas o una comunidad) ?, ¿cómo un negocio escala y transforma la vida de sus propietarios, sus empleados y en general sus grupos de interés? .

Este es sin duda un buen propósito que le permite al individuo o grupo de personas, cambiar su vida, generar bienestar y autoestima profesional.

Desde mi perspectiva, el éxito en la vida depende de algunos elementos básicos como el talento, que en la mayoría de los casos es personal e intransferible, la calidad técnica, que se puede aprender, mejorar y transferir, las competencias sociales que permiten una mejor aproximación a los grupos de interés, y la suerte que en muchas ocasiones marca la diferencia entre dos muy buenas propuestas bien sea en el ámbito personal o profesional.

Yo diría que el talento es un ingrediente del que no se puede prescindir, y no estoy hablando solamente de competencias técnicas, incluyo también aquellas que algunos llaman “Competencias Blandas” como pensamiento crítico, trabajo en equipo, liderazgo, solución de problemas; entre otros. Estas competencias se manifiestan en personas que ven hallazgos donde otros no los ven, que generan ideas que a otras personas no se les ocurren, son disruptivos y proponen soluciones que normalmente se salen de la caja.

Las competencias sociales son las responsables de que personas que no son consideradas muy brillantes por los demás, obtienen grandes logros, ya que son capaces de congregar equipos interdisciplinarios, unirlos en un solo propósito, inspirarlos, sacar lo mejor de cada profesional, comunicar tanto fortalezas como espacios de mejoramiento de una manera tan apropiada, que consigue potencializar las fortalezas y mejorar o agregar aquellas habilidades que aunque están presentes en las personas no se han desarrollado con la potencia necesaria para generar valor para una organización, equipo, comunidad o a la sociedad en general.

Finalmente quiero referirme a la suerte, por algunos considerada como el único factor que lleva al éxito profesional y personal y por otros etiquetada como algo inexistente y solo presente en algunos que tapan sus falencias con la muy conocida frase:

“no tuve suerte, yo soy muy de malas o cuando repartieron la suerte yo estaba en el baño”.

Estos extremos no deberían ser considerados, pero la suerte si debería serlo, no hay duda que en muchos casos, juega un papel decisorio en el éxito y el fracaso de ideas de negocio, posiciones en organizaciones, conseguir el puesto de los sueños o tener éxito en las relaciones sociales.

Muchas veces pensamos que el éxito personal y profesional solamente depende de nuestro trabajo y esfuerzo. El israelí-estadounidense Daniel Kahneman, Premio Novel de Economía en el año 2002, ilustra en su libro “pensar rápido, pensar despacio” la relevancia de la suerte con dos ecuaciones:


Éxito = Talento + Suerte

Mucho Éxito = Un poco más de Talento + Un montón de Suerte

Yo voy a proponer una tercera ecuación para aportar a la discusión:

Éxito = Talento + Habilidades Sociales + Suerte


Ahora bien, si aceptamos la hipótesis de que la suerte juega un papel importante en el éxito profesional, consideremos también que no nos va a buscar debajo de nuestras cobijas, ni sentados cómodamente en nuestras casas ocupados intensamente en esperar que la codiciada suerte, toque a nuestra puerta y nos diga: aquí estoy lista para entregarle el proyecto que lo lanzará al estrellato y realización personal y profesional.

Acudo al título de este artículo, aunque puede sonar un poco brusco o incluso folklórico, pero me temo que es la realidad, “la suerte, una aliada de cuidado” ya que ella, la suerte, no va a hacer ningún esfuerzo para favorecer a nadie, ella es equitativa y justa y va a estar al lado de los que permanentemente la tientan, la buscan, la retan, la inspiran, y no con los que piensan que ella va a hacer el trabajo por ellos.

Las personas que van realmente a lograr el apoyo de la suerte son aquellas que permanentemente están reinventándose, entrenándose, haciendo cosas diferentes, proponiendo, y haciendo un esfuerzo importante para ser el mejor, el que más aporta, el que siempre está dispuesto a dar la milla extra, aquellos inquietos que tienen mentalidad emprendedora, aquellos que no solo se quedan en la ideación, sino que actúan e invitan a la acción a sus equipos de trabajo.

El éxito profesional en resumen depende del talento, las habilidades sociales y la buena suerte, este último componente del éxito no va a llegar del cielo, hay que buscarlo; entonces...

 

¡Manos a la Obra, es el momento de actuar!

 

 

 

 

Óscar Javier Jiménez Yepes

MBA Universidad Javeriana
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Email: jimenez.oscar@javeriana.edu.co

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