La Innovaci

Por: Juan Camilo Rojas Arias

La Innovaci

 

El lenguaje, las sociedades y la ciencia son herramientas, movimientos y disciplinas que indefectiblemente van atadas a las perspectivas y a las necesidades humanas. El pensamiento innovador más que ser un cliché del ahora, ha sido, a mi juicio, un instrumento connatural para la evolución del ser racional que somos, lo cual puede correlacionarse de una forma muy superficial con Ngram Viewer (es como Google Trends pero en libros) por ejemplo: la primera aparición de esta palabra data de 1.800 generándose un aumento exponencial de uso después de 1980, en idioma inglés, la tendencia resulta ser un poco diferente, aun cuando el registro también comienza en 1800, precisamente en este momento tuvo un auge en su empleo, decayendo por los siguientes 160 años y volviéndose nuevamente tendencia a partir de ese momento.

Afirmante de lo anterior, la innovación como concepto transversal a la evolución humana, hay mil ejemplos, por ejemplo los Reyes Católicos Isabel de Castilla y Fernando de Aragón que le apostaron una parte del presupuesto monárquico al temerario joven Cristóbal Colón (1.200.000 de maravedíes, de los 2.000.000 que costaba su idea innovadora de emprendimiento naviero), quien se traía entre manos hacer fluir una ruta comercial por el canal comercial de las indias a Europa, hacia Oriente por poniente donde estaba el que se conocía como el Mar Tenebroso al que se vinculaban todo tipo de mitos e historias, (gigante míticos), pero por azar o riesgo descubrió un continente lleno de oro y de riqueza natural, y hasta el día de hoy, se conservan los efectos culturales de ese movimiento innovador naviero.

Hoy en día nada es más ilógico y contrario al ser que la permanencia sin injerencia, la innovación – sea social o no- requiere disposición y acción. Nos estamos convenciendo que la de que la vida es una suma de likes y hashtags y que “la auto reingeniería” es un verbo trascendental en un mundo plagado de contenido digital, el cual tiene como regla de existencia reinventarse cada día, sin mayor profundidad e impacto. La tautológica realidad extiende sus tentáculos hasta la ironía para convertir el pasado en política, la desazón de una sociedad que vuelve sobre el mismo punto permite entrever su grado de estancamiento y de pensamiento no innovador, lo cual se puede medir por el tipo de perfiles de líderes políticos que genera, por lo cual, me atrevo a aventurar que es cuestión de tiempo para que se desenmascare, así misma, la demagogia social pintada con lenguaje e ideas de innovación como discurso en los actuales aspirantes al cargo más importante de nuestro país.

Perplejidad causa el anuncio de los partidos- candidatos, al escucharlos o leer sobre sus propuestas, todas ellas con un componente vacuo de discurso innovador como cliché y no como estructura, propuestas que si bien resultan deseables dentro del imaginario colectivo y como propósito, carecen de fundamentación técnica para su realización o justificación: Por tal razón, términos de gran fortaleza en los ámbitos académicos y privados, se toman las agendas políticas discursivas para generar adeptos mediante la reiterada demagogia en política.

El peregrinaje de la innovación como demagogia es dar muchos discursos de corte social disruptivo y no plantear nada para crearla o matizando la verdad y la mentira con eufemismos – posverdad-. En mi opinión la innovación es cultura: la cultura es hábito y convicción y, cambiar paradigmas para generar convicción implica asumir un riesgo. Un riesgo que vistos los actores de la contienda política ninguno está dispuesto asumir, las maquinarias dictan cátedra, los candidatos toman nota, y los ciudadanos reciben el efecto de esa anquilosada clase de ganar elecciones.

No olvidemos que por regla general la política, el conocimiento y los prejuicios, como el agua, muchas veces adquieren la forma de su contenedor, así que si queremos hacernos una idea del contenido político de las campañas en curso, debemos referirnos sin duda a su principal contenedor, recopilemos todas las declaraciones escritas y habladas y a partir de ellas formemos una idea de quienes son sus líderes– que hace que su agenda política tenga su enfoque de grupo (étnico, sexo, legal, filosófico – rasgos que marcan la unicidad de cada cual)- al final extraigamos ese Yo del ellos, para identificar con conciencia las practicas demagógicas.  

Solo para referenciar, este asunto, me referiré en este escrito a un tema que resulta vital para las personas, las empresas y que ha estado en las agendas políticas de los últimos 100 años, los impuestos. Para ilustrar este asunto de retórica, analizaré las propuestas que sobre este tópico han planteado los principales 4 candidatos sobre el particular:

German Vargas Lleras: Eje: Economía: 1.  Propone una reforma tributaria que devolverá la competitividad a las empresas de todo tamaño, a través de la reducción de la tarifa de renta al 30%, que permita hacer competitivos a los empresarios, así mismo, se distribuirá mejor la carga impositiva, se reducirá la evasión y la elusión fortaleciendo a la DIAN y su gestión y se simplificarán los procesos para el cumplimiento tributario, a través de la deducibilidad plena de costos y gastos en el impuesto sobre la renta, no gravamen a los dividendos, no gravamen sobre la utilidad en venta de acciones y participaciones, depreciación en 2 años del 100 % del costo de las nuevas inversiones en bienes de capital, eliminación de exenciones, eliminación de la renta presuntiva, el  ICA y el 4x1.000 serán recuperables en su totalidad como una retención en el impuesto sobre la renta, tarifa especial del 10% para las empresas agropecuarias, desgravamen total para las inversiones de portafolio que realicen en Colombia los extranjeros, los productos alimenticios básicos de la canasta familiar, las drogas y medicinas, los servicios de salud y educación, y los servicios públicos en los estratos bajos no será gravados con el IVA y se elimina el impuesto de timbre, entre otros.

 (https://www.mejorvargaslleras.com/propuestas/econom%C3%ADa)

Gustavo Petro: en su página oficial no se encuentran sus propuestas como candidato (https://gustavopetro.wordpress.com/)

Humberto de la Calle: Eje: Paz en Marcha – Economía y Tributos: 1. Sistema tributario más simple, justo y progresivo. 2. Una mejor distribución de las cargas fiscales entre personas naturales y empresas, de esta forma disminuir la carga tributaria paras las PYMES colombianas. Así mismo, a quienes verdaderamente tengan alta capacidad adquisitiva se les aplicará una tarifa más progresiva para establecer su nivel de impuestos de renta y de patrimonio, de acuerdo con su nivel de ingreso. 3. Aumentar la base del IVA sin incluir la canasta familiar. 4. Asegura que la lucha contra la corrupción permitirá tener una mayor ingreso fiscal. 5. Una nueva reforma tributaria para generar ingresos adicionales. (http://www.humbertodelacalle.co/economia)

Iván Duque: Eje: Propuestas para un país emprendedor – 1. Diferenciar impuestos según tamaño de la empresa. Grandes medianas y pequeñas no pueden tener la misma carga impositiva 2. Simplificación tributaria para empresas y personas naturales con tarifas competitivas y mínimas distorsiones. (http://www.ivanduque.com/propuestas)

Sergio fajardo: En su página oficial, existen ejes muy generales, ilustrados en gráficos, en donde solo en uno hay referencia a la tributación. Eje: Educación, ciencia, tecnología, innovación, emprendimiento y cultura. Propuesta: Absolutamente etérea, pero de la misma se logra extraer, un componente de capacidades en las personas, a través de la educación e innovación, un propuesta de desarrollo rural y destinación de los impuestos a al educación. (http://sergiofajardo.co/que-propone-fajardo/)

De todas las propuestas analizadas, es determinante un elemento de demagogia  o de vaguedad que puede tener el mismo efecto. Para este propósito se resalta lo siguiente:

  1. De manera general la propuesta del candidato German Vargas Lleras, tiene una agenda ambiciosa sustentada en algunos puntos por un exceso de demagogia al proponer una serie de medidas anheladas por el sector privado pero que en suma pueden seguir sumando al desbalance fiscal existente en Colombia y su realización puede no ser muy probable, ya que al final se debe mantener un equilibrio de las funciones de los impuestos como instrumento de incentivo en los mercados o como herramienta de recaudo y redistribución de la riqueza por el lado del sector público. No obstante lo anterior, se resalta que sus propuestas son una recopilación de los pedidos de las últimas reformas tributarias por el sector privado y que algunas de ellas han sido validadas por la Comisión de Expertos, por lo cual tienen asidero desde lo técnico.
  2. Dado el corte de pensamiento ilustrado por el candidato Gustavo Petro a lo largo de su vida política, sería muy interesante conocer su postura sobre los aspectos económicos y tributarios del país, a fin de entender el alcance de la misma sobre el manejo en estos asuntos si el país lo escogiese como líder. Lo cual, faltando menos de 4 meses para las elecciones, es una muestra de gestión negativa respecto de sus entregables.
  3. Indudablemente la propuesta más sólida (conclusión basada en elanálisis de lo publicado en las páginas de los candidatos) desde lo técnico es la del candidato Humberto de la Calle. Aborda el tema de los impuestos de una forma integral, como fuente de ingreso de Estado así como de herramienta de incentivo en los mercados. No obstante, existen algunos puntos que merecen debate, por tratarse, a juicio personal, de asuntos irrealizables o no aterrizados de la academia a la práctica, por ejemplo:

 

  • Simplicidad: Es un reto que se ha tendido los últimos 50 años, nuestro sistema tributario es una colcha de retazos que obedece a un criterio geográfico caracterizado por 3 clases de gravámenes, (i) los gravámenes nacionales y (ii) los territoriales conformado por: los impuestos departamentales y municipales cuya evolución ha sido más una herramienta que responde a la inmediatez y no a la planificación estructurada, resaltándose como principal justificante de modificación el desbalance fiscal, lo cual permite explicar el gran auge de la tributación indirecta y sus efectos sobre la equidad – (en Colombia en los últimos 100 años en promedio se realizan 0,4 reformas tributarias por año, lo que equivaldría a establecer que se hace una reforma tributaria en Colombia cada 27 meses aproximadamente).
  • Mejor distribución de cargas tributarias entre personas naturales. Si bien resulta cierto que en los países desarrollados las personas naturales tributan más que las empresas, bajo la justificación económica que las empresas son unidades productivas, es preciso resaltar, que esta propuesta tiene componentes políticos y económicos que la hacen un poco inviable. Se debe saber que en las últimas reformas tributarias este aspecto ha estado en debate y nunca se ha aprobado un aumento de la tributación en personas naturales por el costo político. Adicionalmente, no son equiparables las condiciones de vida e ingreso entre las economías desarrolladas y la colombiana, dados los mecanismos eficientes de distribución de la riqueza que no cuenta Colombia en educación y salud, por lo cual, aumentar la tributación en personas naturales bajo lo expuesto, no resulta del todo creíble ni realizable.
  • La lucha contra la corrupción permitirá tener un mayor ingreso fiscal: Garantizar ingresos fiscales por reducción de la evasión, es como proyectar un marco fiscal y un presupuesto sobre expectativas no calculadas sino basadas en el deseo, lo cual, no es deseable, ni cierto.
  • Las demás propuestas tienen una buena teoría-práctica fiscal basadas en argumentos técnicos.

 

  1. La propuesta del candidato Iván Duque de simplificar la estructura tributaria para empresas y personas naturales con tarifas competitivas y mínimas distorsiones, resulta ser un postulado tan genérico como soñador, indudablemente en la teoría fiscal la diferenciación de impuestos y la no distorsión de los impuestos es una ideal teórico, pero rara vez práctico en la estructuración de sistemas impositivos. Bajo este entender y para ilustrar brevemente este punto, la estructura tributaria de un país bajo un enfoque de competitividad contiene diferentes dimensiones que en conjunto forman la realidad tributaria de un país, concepciones que abarcan desde los mercados hasta el sector público y que de su punto óptimo dependerá la decisión de los agentes del mercado de invertir en ese país (no distorsión), bajo este marco, la concepción y estructuración de un sistema fiscal indefectiblemente debe tener en cuenta 2 aspectos: (i) de mercado: en donde se analizan los sistemas tributarios de forma comparada y en competencia, de tal forma que un sistema tributario con menor presión fiscal será más atractivo para los agentes del mercado y (ii) función pública – recaudo: relativa a la estabilidad fiscal a través del sistema tributario y que su administración y recaudo sean eficientes bajo criterios de equidad horizontal y vertical.

 

En consecuencia, generar propuestas sobre solo una dimensión del sistema tributario, bajo la innegable realidad que la situación fiscal de Colombia es insostenible en el largo plazo, en razón que el gasto del sector público central representa casi el doble del recaudo como porcentaje del PIB y la meta de la regla fiscal, trazada para un déficit estructural inferior al 1% para el año 2020, va a ser difícil de alcanzar, no resulta una propuesta seria o razonablemente sustentada si se olvida la función pública de los impuestos. Adicionalmente, sin analizar, adicionalmente las propuestas que generen presión fiscal (creación de programas, etc. ).

 

  1. Finalmente, por el lado del candidato Sergio Fajardo es claro que su propuesta es muy etérea y poco concreta. Su postura ambivalente no permite un análisis serio sobre lo presentado, no obstante, su enunciación genérica de menos impuestos en guerra y más para educación, aunque loable técnicamente no realiza una propuesta sobre el sistema tributario (punto obligado a mi parecer), sino se centra más en el gasto, frente a lo cual, se resalta que es un asunto de agenda técnica que adeuda la actual administración, toda vez que el gasto público no contribuye lo suficiente a una mejor distribución del ingreso entre los colombianos y es por eso que Colombia sigue siendo uno de los países más inequitativos del mundo. Hay rubros del gasto con impacto altamente regresivo e inflexible, como es el caso del gasto en pensiones y demás rentas específicas. Por lo cual, más que manifestar un mero deseo – que es de todos- la propuesta debe tener una estructuración más seria sobre el cómo.

Debo confesar que, dadas las dinámicas electorales en el mundo y los giros de candidatos diferentes, creí que el discurso político en Colombia iba a ser más original: lanzar propuestas genéricas de simplicidad y menos carga tributaria, termina siendo un lugar común en nuestras agendas preelectorales –, salvo la propuesta del candidato de La Calle, que si bien no resulta novedosa si es sincera y ajustada desde lo técnico. En la Colombia del siglo XXI pretender que un país como Colombia, que está centrando su agenda discursiva contra un vecino irracional como eje máximo del debate político, proponga ejes desarrollados de innovación, de educación, de reformas estructurales desde lo público para lo social resulta lastimosamente en algo alejado de la realidad. Obviar las necesidades de planeación en diversidad regulatoria y de mercados, tales como crowdfunding, presupuestos de innovación, inflexibilidades de gasto, mecanismos de redistribución de la riqueza eficiente, tendencias de producción mundial entre otros, amparándose en coyunturas humanas lastimosas como la de Venezuela o de un exceso de regulación anquilosada a temas no relevantes en el hoy, nos mete de lleno en ese grupo de validadores de la demagogia y la posverdad.

Al final, la política como cualquier producto necesita que alguien la consuma o la deje existir, por eso me opongo a una política cosmética, la cultura de génesis y de cambio debe forjarse bajo la predicción especulativa de lo que  será el mundo, basarse en la heterogeneidad y respeto de los conceptos y personas, debemos comprender que el desarrollo de las sociedades y las ciudades va más allá del concreto, es una cuestión polimórfica de realidad múltiple, de conciencia, valores, respeto, civismo y sobre todo pertenecía y arraigo al país, en donde validemos racionalmente lo que será mejor para todos, más allá de la ilógica posverdad o nuestras afinidades de discurso.

La demagogia nos lleva al abismo. Al borde del precipicio, nos paralizamos. Entonces, se nos hace difícil explicar por qué la premura, el afán y el efecto manada. Escogemos hacer la fácil, callar u omitir para ver si el paso del tiempo exime de brindar explicaciones, y dejamos que la responsabilidad se sume a la insatisfacción general, cuando eso pase, pontificamos en una red social, autoafirmándonos como serios críticos de la realidad y adalides de la razonabilidad pública, para atacar el status quo, sin asumir carga alguna por ser validadores de la posverdad innovadora como discurso preelectoral. Entonces sucede la regla social de Colombia y las contradicciones quedan desnudas y carentes de autor responsable.

 

Juan Camilo Rojas Arias

Abogado, especialista en derecho comercial y con dos Maestrías en Derecho Internacional y en Derecho Económico y Políticas Públicas,
actualmente optando por la candidatura a Doctor por la Universidad de Salamanca España.
 E-mail:
camilor99@hotmail.com

 


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Comentarios


Martha L.Arias March 14th, 2018

Me gusta como de costumbre claro didactico y bastante ilustrativo.

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