El boom del capital de riesgo ¿Por qué debemos valorarlo?

Octubre 2019

El boom del capital de riesgo ¿Por qué debemos valorarlo?

El boom del capital de riesgo ¿Por qué debemos valorarlo?

En lo corrido de este año, la industria del capital de riesgo asociada generalmente a emprendimientos de base tecnología con altos componentes de innovación se ha centrado en nuestra región, hemos visto como el grupo japonés SoftBank – entre otros- ha invertido altísimas sumas de dinero en emprendimientos como Rappi y Nubank. Estas inversiones materializan uno de los principales ejes de acción del actual gobierno de fortalecer el emprendimiento como uno de los vehículos para lograr el aumento del bienestar derivado del crecimiento económico.

Mas allá de las astronómicas cifras de estas inversiones en la actualidad -que incluso cuesta escribir-, dimensionar el rol de la financiación de riesgo es estructural como sociedad y como Estado, ya que el financiamiento de las iniciativas privadas con gran valor agregado por parte de fuentes externas trae consigo externalidades muy positivas. Por ejemplo, pensemos en las primeras industrias de financiación del riesgo en etapa temprana (antes que tuviera la estructura sofisticada que se tiene en la actualidad) y su impacto, así:

  1. Las grandes familias italianas del renacimiento, como los Medici en Florencia, los Gonzaga en Mantua y los Montefeltro en Ferrara, dieron lugar al financiamiento artístico e innovador de una de las épocas más brillantes de la humanidad, quizás, sin estos apoyos, jamás un Leonardo Da Vinci hubiera tenido el impulso para desarrollar su mundo de creaciones y legados para la humanidad.
  2. La financiación de la expedición de Cristóbal Colon por parte de los reyes católicos no era otra cosa que el financiamiento de un emprendimiento muy disruptivo de amplitud y conquista de nuevos mercados, lo que trajo sin precedentes la unión de dos mundos.
  3. La financiación que recibió Alfred Nobel le permitió el uso de la nitroglicerina con la diatomita, facilitando la posibilidad de usar un explosivo de forma controlada creando la dinamita, invento que revolucionó la industria de la construcción.
  4. El apoyo financiero que recibió del banquero Jhon Pierpont Morgan (J.P. Morgan) fue la base para que Thomas Edison diera aplicación real a la electricidad, transformando nuestra realidad y el modelo de funcionamiento productivo del mundo moderno.
  5. La estructura formal del capital de riesgo como lo conocemos ahora fue creada en Estados Unidos (1946), por Georges Doriot, Ralph Flanders entre otros, con el propósito de invertir en compañías con potencial y con necesidad de liquidez.

 

Desde siempre – afortunadamente- han surgido fuentes alternas de financiamiento para apoyar esas ideas visionarias materializadas en proyectos/ start ups que, complementariamente a los recursos y talentos del emprendedor / inventor potencial, han permitido su materialización. No obstante, no se debe perder de vista que su incertidumbre es alta (hablamos de innovación en estado puro) por lo cual, su riesgo es mayor así como su recompensa, pero esa circunstancia hace por consiguiente que recursos de fuentes tradicionales no estén en condiciones de atender este tipo de financiación, lo cual se traduciría en una insuficiencia de financiamiento, lo que de plano afectaría el surgimiento o el crecimiento potencial de las innovaciones que se dan en los mercados y en consecuencia se perderían avances óptimos desde lo económico y lo social.

Así las cosas, resulta importante el esfuerzo que el gobierno nacional ha realizado creando y fortaleciendo diferentes mecanismos de financiamiento que, de forma aunada con recursos de fuentes privadas, permitan generar un adecuado nivel de financiación para el desarrollo de innovación en áreas estructurales para bienes en salud, tecnología entre otras.

No olvidemos, que si manteníamos una tasa de financiamiento insuficiente obligando a que el riesgo y el costo de desarrollo y expansión de la innovación se asuma enteramente por el emprendedor/inventor quizás llevamos a que su desarrollo no se de a su punto de optimo social, con lo cual, la ambición del emprendedor se vería diezmada, su riesgo sería exponencial, con lo cual, se incrementa la tasa de fracaso o desistimiento. No olvidemos, que en esta fase, el emprendedor es el eje central de la organización, realiza las tareas más importantes y es el mayor proveedor de innovación y gestor de las acciones estratégicas, con lo cual, una insuficiente fuente de financiamiento tardaría la generación de la innovación o se llevaría a aumentar el riesgo de fracaso de sus proyectos por flujos de caja que se no se corresponden con ideas o negocios tradicionales y, que en cada caso, responden a unas condiciones de mercado únicas que hasta ahora empezamos a entender.  

Es por todo lo anterior, que el Estado ha gestionado diversos esfuerzos para fortalecer el financiamiento del emprendimiento en etapa temprana desde cuatro perspectivas diferentes: la primera como inversionista, a través de fondos de capital de riesgo en fondos mixtos (Fondo de Fondos); la segunda a través de la creación de instrumentos de garantía o redescuento, la tercera a través de generar la articulación y o tracción de inversionistas extranjeros y finalmente, como cuarto eje, adecuando un marco normativo apto para este fin (Ley de financiamiento) buscando generar condiciones favorables a la inversión.

Es claro entonces que el capital en etapa temprana es una alternativa financiera que permite la generación y el escalamiento de la innovación, cuyo resultados positivos han motivado el interés de muchos actores con apetito de riesgo y excedentes de liquidez a invertir y analizar el talento de América Latina con énfasis en el colombiano, este es el resultado de un proceso de diálogos, decisiones y de condiciones económicas, sociales y culturales que están mandando una señal de aptitud para dar el siguiente paso en los diferentes escenarios de emprendimiento e innovación de la región.

Al final, un emprendimiento fortalecido, no es una moda ni un delirio de un estadista progresista, un emprendimiento solido es generar un aumento en los niveles de creación de empleo, innovación, calidad de vida, inversión, utilidades y pago de impuestos, es generar impacto económico y social. Bajo los anteriores miramientos, no resulta menor reconocer lo que está pasando en Colombia, quizás se vale recordar que el establecimiento de una sólida industria de capital en etapas tempranas ha sido uno de los ejes de competitividad en países desarrollados como USA, Finlandia, Japón, Israel, Suecia entre otros.

En lo corrido de este año, la industria del capital de riesgo asociada generalmente a emprendimientos de base tecnología con altos componentes de innovación se ha centrado en nuestra región, hemos visto como el grupo japonés SoftBank – entre otros- ha invertido altísimas sumas de dinero en emprendimientos como Rappi y Nubank. Estas inversiones materializan uno de los principales ejes de acción del actual gobierno de fortalecer el emprendimiento como uno de los vehículos para lograr el aumento del bienestar derivado del crecimiento económico.

Mas allá de las astronómicas cifras de estas inversiones en la actualidad -que incluso cuesta escribir-, dimensionar el rol de la financiación de riesgo es estructural como sociedad y como Estado, ya que el financiamiento de las iniciativas privadas con gran valor agregado por parte de fuentes externas trae consigo externalidades muy positivas. Por ejemplo, pensemos en las primeras industrias de financiación del riesgo en etapa temprana (antes que tuviera la estructura sofisticada que se tiene en la actualidad) y su impacto, así:

  1. Las grandes familias italianas del renacimiento, como los Medici en Florencia, los Gonzaga en Mantua y los Montefeltro en Ferrara, dieron lugar al financiamiento artístico e innovador de una de las épocas más brillantes de la humanidad, quizás, sin estos apoyos, jamás un Leonardo Da Vinci hubiera tenido el impulso para desarrollar su mundo de creaciones y legados para la humanidad.
  2. La financiación de la expedición de Cristóbal Colon por parte de los reyes católicos no era otra cosa que el financiamiento de un emprendimiento muy disruptivo de amplitud y conquista de nuevos mercados, lo que trajo sin precedentes la unión de dos mundos.
  3. La financiación que recibió Alfred Nobel le permitió el uso de la nitroglicerina con la diatomita, facilitando la posibilidad de usar un explosivo de forma controlada creando la dinamita, invento que revolucionó la industria de la construcción.
  4. El apoyo financiero que recibió del banquero Jhon Pierpont Morgan (J.P. Morgan) fue la base para que Thomas Edison diera aplicación real a la electricidad, transformando nuestra realidad y el modelo de funcionamiento productivo del mundo moderno.
  5. La estructura formal del capital de riesgo como lo conocemos ahora fue creada en Estados Unidos (1946), por Georges Doriot, Ralph Flanders entre otros, con el propósito de invertir en compañías con potencial y con necesidad de liquidez.

 

Desde siempre – afortunadamente- han surgido fuentes alternas de financiamiento para apoyar esas ideas visionarias materializadas en proyectos/ start ups que, complementariamente a los recursos y talentos del emprendedor / inventor potencial, han permitido su materialización. No obstante, no se debe perder de vista que su incertidumbre es alta (hablamos de innovación en estado puro) por lo cual, su riesgo es mayor así como su recompensa, pero esa circunstancia hace por consiguiente que recursos de fuentes tradicionales no estén en condiciones de atender este tipo de financiación, lo cual se traduciría en una insuficiencia de financiamiento, lo que de plano afectaría el surgimiento o el crecimiento potencial de las innovaciones que se dan en los mercados y en consecuencia se perderían avances óptimos desde lo económico y lo social.

Así las cosas, resulta importante el esfuerzo que el gobierno nacional ha realizado creando y fortaleciendo diferentes mecanismos de financiamiento que, de forma aunada con recursos de fuentes privadas, permitan generar un adecuado nivel de financiación para el desarrollo de innovación en áreas estructurales para bienes en salud, tecnología entre otras.

No olvidemos, que si manteníamos una tasa de financiamiento insuficiente obligando a que el riesgo y el costo de desarrollo y expansión de la innovación se asuma enteramente por el emprendedor/inventor quizás llevamos a que su desarrollo no se de a su punto de optimo social, con lo cual, la ambición del emprendedor se vería diezmada, su riesgo sería exponencial, con lo cual, se incrementa la tasa de fracaso o desistimiento. No olvidemos, que en esta fase, el emprendedor es el eje central de la organización, realiza las tareas más importantes y es el mayor proveedor de innovación y gestor de las acciones estratégicas, con lo cual, una insuficiente fuente de financiamiento tardaría la generación de la innovación o se llevaría a aumentar el riesgo de fracaso de sus proyectos por flujos de caja que se no se corresponden con ideas o negocios tradicionales y, que en cada caso, responden a unas condiciones de mercado únicas que hasta ahora empezamos a entender.  

Es por todo lo anterior, que el Estado ha gestionado diversos esfuerzos para fortalecer el financiamiento del emprendimiento en etapa temprana desde cuatro perspectivas diferentes: la primera como inversionista, a través de fondos de capital de riesgo en fondos mixtos (Fondo de Fondos); la segunda a través de la creación de instrumentos de garantía o redescuento, la tercera a través de generar la articulación y o tracción de inversionistas extranjeros y finalmente, como cuarto eje, adecuando un marco normativo apto para este fin (Ley de financiamiento) buscando generar condiciones favorables a la inversión.

Es claro entonces que el capital en etapa temprana es una alternativa financiera que permite la generación y el escalamiento de la innovación, cuyo resultados positivos han motivado el interés de muchos actores con apetito de riesgo y excedentes de liquidez a invertir y analizar el talento de América Latina con énfasis en el colombiano, este es el resultado de un proceso de diálogos, decisiones y de condiciones económicas, sociales y culturales que están mandando una señal de aptitud para dar el siguiente paso en los diferentes escenarios de emprendimiento e innovación de la región.

Al final, un emprendimiento fortalecido, no es una moda ni un delirio de un estadista progresista, un emprendimiento solido es generar un aumento en los niveles de creación de empleo, innovación, calidad de vida, inversión, utilidades y pago de impuestos, es generar impacto económico y social. Bajo los anteriores miramientos, no resulta menor reconocer lo que está pasando en Colombia, quizás se vale recordar que el establecimiento de una sólida industria de capital en etapas tempranas ha sido uno de los ejes de competitividad en países desarrollados como USA, Finlandia, Japón, Israel, Suecia entre otros.


Compartir

Comentarios


Artículo sin comentarios

Escribe un comentario