TURISMO: La industria del siglo XXI

Por: Manolo Moninsky

TURISMO: La industria del siglo XXI

Hablar de turismo es entrar en el campo de la economía y al mundo de negocios. Las primeras expresiones del turismo son narradas en obras literarias como La Odisea, La Eneida y La Ilíada. Igualmente, durante los Juegos Olímpicos desde sus inicios era un evento que movilizaba a personas de distintas regiones del mundo a Atenas, principalmente con motivos de recreación y comercio.

En la Edad Media, con las Cruzadas y sus peregrinaciones a Santiago de Compostela, se movieron cientos de personas que incentivaron la oferta de las posadas a lo largo de las rutas por donde transitaban, igualmente se aumentó el intercambio comercial y cultural.

El uso de carrozas y de coches aparece en la Italia de mitad del siglo XVI. Posteriormente en Alemania surge un tipo de coche llamado “Berlina” que era de uso ligero. Y ya en el siglo XVII este medio de transporte se masifica con los viajes del Caballero y la Diligencia que conectaban distintas ciudades.

Durante el siglo XIX, en Estados Unidos y Europa principalmente, se construyen bastas líneas ferroviarias estableciendo así las rutas comerciales y turísticas, de aquí que se volvieran a los Museos y los Monumentos en sitios de interés turístico. En 1841 el visionario Thomas Cook crea la primera agencia de turismo, ofreciendo servicios de transporte, alojamiento y recorridos turísticos.

En el siglo XX el crecimiento del sector turístico se ve interrumpido por varios hechos como la Primera y la Segunda Guerra Mundial, y la gran depresión de los Estados Unidos, recuperándose por periodos intermitentes. Ya en los años 50, el turismo empieza un creciente desarrollo, y aparece un turismo más especializado teniendo en cuenta las motivaciones y actividades de los individuo que se desplazan y empieza a hablarse de turismo de playa, negocios, cultural, de aventura, de fin de semana, investigación, recuperación, salud, deportivo, estudiantil, insular, político, sociológico, técnico y vocacional, entre otros.

Teniendo en cuenta los antecedentes expuestos y entrando en materia, decimos que el Turismo es la industria del siglo XXI porque es una necesidad humana el viajar e interactuar con diferentes culturas, y la oferta se da en un ambiente de creciente demanda.

Con la conquista de derechos humanos en numerosos países, se incluye el derecho al descanso. En Colombia el artículo 52 Constitucional garantiza el derecho a la recreación a través del desarrollo del turismo de interés social para las personas de escasos recursos económicos, cuyos ingresos familiares mensuales sean inferiores a 4 SMMLV. Esa es una política de Estado que promociona el turismo, en un país donde la cultura vocacional no es un mandato social.

Ahora bien, cada vez que la crisis económica asoma, las profesiones tradicionales entran en decadencia y se requiere de industrias que promuevan trabajos distintos a los habituales. Por ello la especialización del sector turístico aparece como una solución viable e inmediata y que se ha constituido como la segunda industria del mundo y la de mayor crecimiento.

La materia prima en cualquier negocio de la industria turística es la creatividad, por ejemplo, el primer viaje internacional organizado en Colombia se efectuó en 1948, cuando el aventurero Stany Sirutis llevó a 54 pasajeros en un DC-4 a Miami, en un plan genérico de 15 días y 14 noches, que costó la exorbitante suma de 450 pesos por persona. Claro que en ésta época un peso colombiano, valía un dólar con quince centavos.

La siguiente creación turística recordada se trasladó a los altares católicos, cuando los párrocos suministraban la lista de novios para que los vendedores les visitaran ofreciendo planes para volar la primera noche, en viaje de bodas a Cartagena y Barranquilla.

Y aunque parezca un chiste, fue así como nació el concepto de turismo y agencias de viaje en Colombia para convertirse en una actividad comercial y económica muy lucrativa; y eso que en el país no existe la cultura y la disciplina de la de las vacaciones obligatorias, que es un derecho humano ya considerado como un bien social.

Lentamente, pero con crecimientos sostenidos, la industria turística atrajo oleadas de viajeros y de emigrantes, haciendo que el sector se especializara. En el último año se debieron movilizar 1.000 millones de personas en el mundo y la modalidad de mayor crecimiento fue el turismo rural. Una especialidad que no es ajena para el Eje Cafetero Colombiano y que hasta ahora se comienza a vivir una organización rentable con la adecuación de los parques nacionales y la Amazonia.

Siguiendo con Colombia, las ofertas del Caribe y de nuestros vecinos andinos nos ubica en el plan de ofrecer ecoturismo y turismo de salud o urbano, porque el desarrollo empresarial se entregó al crecimiento de una industria pegada por inercia al turismo de sol y playa. Bogotá ignoró la especialización urbana y de cultura para pensar en la parte nocturna y de los fines de semana fuera de la ciudad, en la llamada con euforia la “tierra caliente”.

Buscando la modernidad se abandonó la organización de la ciudad vieja, zona céntrica, los museos y los escenarios coloniales en circuitos de atracción turística, como sí lo hicieron en Barcelona, Nueva Orleans y Boston, San Telmo en Buenos Aires, el Zócalo en México, y en Lima y Quito que se promocionan como cunas coloniales.

Pese al cambio actual, Bogotá no ha estructurado puntos urbanos de excursión o los llamados City Tour que sean de manejo y conservación por parte del Distrito. Por ello la importancia de apoyar iniciativas como las del Clúster de Turismo y Negocios que promueve la Cámara de Comercio de Bogotá, los cuales integran operadores del sector turístico y gastronómico para ofrecer servicios de calidad y así mejorar la competitividad de Bogotá como destino turístico.

No se debe desaprovechar el escenario para atraer viajeros extranjeros con moneda fuerte, porque si bien el turismo doméstico hace circular dinero y activa el comercio, es necesario captar reservas internacionales para reactivar la economía.

El uso de la tecnología es vital para que los operadores turísticos atraigan visitantes a cada destino. El registro electrónico de las ofertas de vuelo, de alojamiento, de excursiones, de asesorías, crean empleos juveniles. De esta manera se entra en la era digital, donde la máquina despierta más confianza que el hombre.

Como ven es más fácil ser crítico que operador turístico, pero la aplicación de estas observaciones encausarán este trabajo hacia la cumbre de la producción económica nacional. Esta industria acapara todas las posibilidades de trabajo: Arquitectos e ingenieros que se encuentran en el turismo una fuente laboral. También, crea profesiones para Guías turísticos, gente que conozca historia, cultura y lugares, personas con dominio en distintos idiomas, servicios de transporte turístico terrestre, entre otros oficios y profesiones.

En conclusión, el turismo es una industria con amplia proyección y futuro, sobre todo para aquellos países que están en vía de desarrollo y que sepan aprovechar sus recursos turísticos. Es la industria del siglo XXI. Además, porque hace falta mucho por construir, aún estamos en espera de los viajes galácticos a las estaciones espaciales, los SPA submarinos, las construcciones estelares y las comunicaciones solares.

 

Manolo Moninsky

Reportero Internacional y Aventurero
Monomundi World Citizen

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