Lo que nos quedó debiendo la Ley 2069 del 31 de diciembre de 2020 Por medio de la cual se impulsa el emprendimiento en Colombia

Editorial

Lo que nos quedó debiendo la Ley 2069 del 31 de diciembre de 2020 Por medio de la cual se impulsa el emprendimiento en Colombia

Lo que nos quedó debiendo la Ley 2069 del 31 de diciembre de 2020

Por medio de la cual se impulsa el emprendimiento en Colombia

 

Por: Ing. Abdón Sánchez Castillo -Master of Business Administration (MBA) Universidad de los Andes. 

 

La ley de emprendimiento, recientemente promulgada con bombos y platillos por nuestro presidente Iván Duque Márquez, en mi humilde opinión, nos quedó debiendo mucho a los colombianos.

 

No podemos negar que dicha norma esta cargada de muy buenas intenciones y algunas propuestas interesantes como la visa a extranjeros para trabajo remoto (nómadas digitales), la implementación de la contabilidad simplificada para microempresas, el seguro MIPYME para proteger las inversiones o financiación de los emprendimientos y el Crowfunding.

 

Desafortunadamente propiciar el emprendimiento en un país como el nuestro no es tan sencillo, se requieren muchos componentes que trabajen en forma sincronizada y que aún con esta nueva ley seguramente seguirán faltando. La ley aprobada, contiene aspectos que pueden contribuir, pero que no resultan ser preponderantes o definitorios a la hora de impulsar el emprendimiento.

 

Esta ley tocó unos temas fundamentales como la educación en emprendimiento, la contratación o compras del estado con MIPYMES, entre otros, no obstante, le faltó enfocarse en algunos ejes del emprendimiento que impulsen definitiva y rápidamente la creación de empresas.

 

¿Cuáles son los ejes fundamentales para generar una masa crítica de empresas que incrementen el número de empleos e ingresos en nuestro país, generando riqueza y bienestar para sus empleados, proveedores, accionistas y clientes, que no fueron incluidos en la mencionada ley?:

 

  • Ser realmente competitivos (enfocarse) en algún sector o mercado a nivel internacional e incentivar la creación de empresas para este mercado.
  • Incentivar la generación de nuevas empresas para atender mercados nacionales, hoy en día cubiertos por empresas extranjeras.
  • Atraer inversión nacional o extranjera hacia estos sectores.
  • Incentivar la creación de clúster empresarial, alrededor de estas nuevas empresas, que generen sinergias, competitividad y bienestar regional o local.
  • Facilitar los temas de contratación laboral para las empresas, sin importar su tamaño.

 

Las palabras mágicas son: “Ser Competitivos”, “Incentivar” y “Facilitar”, estás suenan muy bien y la mayoría de gurús, economistas y políticos las utilizan frecuentemente cuando hablan de generación de empleo y apoyo al emprendimiento, pero a la hora de convertirlas en realidad, hasta ahora todos los últimos gobiernos colombianos incluido el actual, se han quedado cortos.

 

¿Por qué?, en mi criterio por excesiva ortodoxia fiscal y por temor a los partidos de oposición por falta de consenso sobre lo fundamental. Para que una política de incentivos a la creación de empresas realmente funcione, debe ser tan sencilla y fácil de aplicar, que cualquier ciudadano la pueda entender. ¿Qué hace tan atractivo un negocio para que un grupo de personas o empresas estén dispuestas a arriesgar su capital y su tiempo creando una empresa ?: obtener utilidades o rendimientos financieros de esta inversión o negocio, mayores a los que obtendría poniendo el dinero en un banco o en un título valor.

 

La forma más práctica y fácil de entender por todo el mundo, en el que un estado puede efectivamente incentivar la creación de nuevas empresas es por dos vías: otorgar subsidios o reducir impuestos. En la ley 2069 estos dos aspectos brillan por su ausencia. ¿Por qué?, por las razones ya mencionadas, quizá porque se piensa que, al reducir impuestos, por ejemplo, se van a dejar de recibir dineros de esas empresas beneficiadas, lo cual a su vez generaría más déficit fiscal.

 

 Si este beneficio (cero impuesto) se otorga a nuevas empresas creadas a partir de la fecha de aprobación de una ley, por un tiempo limitado a 5 años y con incremento gradual en la tarifa del impuesto, pasando de cero a la tasa nominal, durante los siguientes 5 años, entonces si se podría hablar de un estimulo real, que puede ser aprovechado por los emprendedores, y el gobierno tendría un incremento manifiesto en el número de empresas y a mediano plazo unos ingresos adicionales por impuesto a la renta, además de los recaudos por IVA, generación de empleo,  bienestar, calidad de vida, etc.. No se perderían ingresos para el estado, porque simplemente estas empresas no existirían de no haberse creado la ley que las exime de impuesto a la renta en su periodo de crecimiento y expansión.

 

Es increíble que, a estas alturas del siglo XXI, en Colombia todavía no tengamos un consenso entre partidos de izquierda, de derecha y de centro respecto al papel fundamental que representan las empresas en la creación de empleo y calidad de vida para los ciudadanos de un país. Uno de los pocos aspectos positivos que ha traído esta pandemia del Sars-Cov-2, fue que pudimos comprobar el rol preponderante que juegan las empresas en la vida y en la economía del planeta. Si las empresas se deterioran o desaparecen, todo se detiene: el empleo, las ventas, la economía, los impuestos, la salud, la calidad de vida, etc. Sin empresas no hay economía que valga, porque el gobierno de turno es tan solo un árbitro o catalizador de algo mucho más grande que él. Teniendo claro esto, incluso los partidos de izquierda, debería dejar de ver a los empresarios y sus negocios (grandes y pequeños) como los malos del paseo y más bien todo lo contrario, apoyar iniciativas para fortalecer el tejido empresarial creando muchas más y de todos los tamaños, por el bienestar de todo un país.

 

El gobierno debería enfocarse en incentivar la creación de empresas en un mercado internacional en el que podamos ser competitivos, y que pueda generar empleo local de calidad, ¿cuáles pueden ser estos sectores? Hace varios meses escuché por radio una entrevista donde Simón Borrero, CEO y cofundador de Rappi, proponía convertir a Colombia en territorio de programadores de software del mundo, tal como lo hizo la India en su momento. Este es un mercado realmente interesante, ya que simplemente requiere capacitación especializada de jóvenes en grandes cantidades (300 mil según Borrero), a quienes les guste realmente la tecnología, y hablen inglés u otros idiomas. El idioma inglés, afortunadamente es dominado ya por muchos jóvenes colombianos, como si lo tuvieran ya inserto en su ADN, por lo cual no debería ser en un problema. Incentivar la creación de empresas que manejen este tipo de servicios, a través de exención de impuesto de la renta, en forma temporal y escalonada, puede ser la solución a la generación de empleo y creación de nuevas empresas para un sector como este, trayendo además divisas para el país.

 

Otro mercado interesante, que ha venido tomando fuerza en nuestro país y el mundo, es el servicio internacional de BPO (Business Process Outsourcing), o subcontratación de funciones de procesos de negocios a proveedores de servicios. Colombia por el acento neutro de sus habitantes, mano de obra barata (al convertirla en dólares) puede también tener ventajas reales en dicho mercado, que pueden ser explotadas masivamente.

 

Puede haber otros mercados o sectores de la economía igualmente interesantes, que deberían ser potencializados utilizando mecanismos de subsidios o reducción de impuestos, pero para hacerlo, el gobierno y el congreso deben tomar riesgos, haciendo propuestas innovadoras que realmente hagan la diferencia, y abandonemos la demagogia y los paños de agua tibia, utilizados durante los últimos 50 años que, evidentemente, no han servido de mucho cuando de creación de tejido empresarial se trata.

 

El tema laboral tampoco se ha abordado en esta ley, siendo uno de las barreras más importantes para un emprendedor incipiente. Es hora de que el estado haga la inversión necesaria (subsidios) para estimular la creación de nuevas empresas. Así como fue posible generar subsidios para el apoyo de la nomina durante la emergencia sanitarias a causa del COVID-19, puede ser igualmente importante crear subsidios para apoyar la nomina de empresas que apenas comienzan, siempre y cuando sean contratados formalmente y se le pague seguridad social y demás emolumentos salariales. La flexibilidad laboral, trabajo por horas y otras alternativas de contratación, también deben ser contempladas en una ley que pretenda facilitar el emprendimiento. No podemos seguir favoreciendo la informalidad, ya que firmar contratos laborales hace inviable muchos pequeños emprendimientos, que no les queda otra alternativa diferente a tener empresas de hecho y empleados pagados por prestación de servicio (por días trabajados) y sin prestaciones y aportes sociales. Así como se invierten grandes sumas de dineros en infraestructura, deberíamos también hacerlo para incentivar la creación de empresas, sin mezquindad.

 

 

 

 

 

 

 

 


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Comentarios


christian cardona January 27th, 2021

totalmente de acuerdo, impuestos bajos y formalización a través de normas laborales flexibles es de lo más urgente, luego de este acabose que es esta pandemia.

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