Inteligencia y agilidad emocional aplicada al trabajo.

Agosto 2019

Inteligencia y agilidad emocional aplicada al trabajo.

Inteligencia y agilidad emocional aplicada al trabajo.

Pablo E. Luna Gutiérrez*

Comprender al ser humano desde todas sus dimensiones se ha convertido en una motivación para distintas áreas del conocimiento, en especial la psicología, que estudia los procesos mentales del individuo, manifestados a través de comportamientos y de la interacción con variables del entorno.

Todos hemos experimentado el valor e impacto  de las emociones en nuestras vidas,  son ellas las que nos impulsan  a emprender diversas acciones, en consecuencia,  Denzin (2009) describe las emociones como experiencias corporales vivas, veraces y de carácter transitorio, que impregnan el flujo de conciencia de una persona, sumiéndola a una realidad nueva y transformadora. Otros autores como Lawler, definen las emociones como estados evaluativos,  positivos o negativos, con periodos de tiempo breves que tienen componentes fisiológicos, neurológicos y cognitivos, finalmente Brody, observa las emociones como sistemas motivacionales que desde un valor positivo o negativo, afectan el bienestar y equilibrio en distintas situaciones.  En consecuencia podemos distinguir tres categorías en las emociones;  primarias, secundarias y sociales.  

Las emociones primarias, son consideradas universales, investigaciones desarrolladas con Chimpancés evidenció  que los gestos en los rostros, comparados con humanos eran iguales, entre esta categoría de emociones se encuentra: la sorpresa, felicidad, asco, tristeza, ira y miedo.

En las emociones secundarias se encuentra la hostilidad, ansiedad, amor y cariño. Finalmente las emociones sociales  son composiciones más complejas y nacen de la combinación de las dos primeras categorías, en esta última, se encuentra; la vergüenza, el desprecio/odio, culpa, orgullo, indignación, envidia, admiración, compasión y simpatía.   

El siguiente gráfico presenta como están vinculadas las teres categorías de emociones  

 

Fuente: Autor

 

Los nuevos retos de las organizaciones invitan a  directivos y empleados a comprender al ser humano como un conjunto de emociones, sentimientos y motivaciones, que inciden profundamente a la hora de alcanzar objetivos, establecer relaciones interpersonales y conformar  equipos de alto rendimiento, es necesario avanzar desde una conciencia plena sobre el valor y tipo de emociones  que experimentamos a diario,  y cómo regulan nuestros  estados de ánimo, calidad de vida  y bienestar.  

Salovey y Mayer,  en la década del 90 acuñaron el concepto de inteligencia emocional, posteriormente el psicólogo  estadounidense, Daniel Goleman, define la inteligencia emocional como la “capacidad que tienen las personas para reconocer, entender y manejar sus propias emociones, así como las de las personas a su alrededor.”

Para Goleman existen dos competencias fundamentales, la competencia  personal y la social, en la primera se destacan tres  aspectos;  que deben ser trabajados de manera consciente por el individuo.   1) conciencia sobre uno mismo, es ser consciente sobre cómo inciden nuestros estados internos en la interacción con el entorno, desde una conciencia emocional. Confianza en uno mismo para tomar decisiones y emprender ideas,  valoración adecuada sobre si mimos,  sin llegar a los extremos del ego, además se pueden valorar fortalezas y aspectos de mejora.  

2) Autorregulación, es la capacidad para regular y controlar nuestros estados, impulsos y recursos externos, en los cuales la confianza, innovación, adaptabilidad  e integridad son fundamentales para actuar de forma consecuente a nivel personal y laboral.   

 3) Motivación, caracterizada por las tendencias emocionales que guían y facilitan el alcance de objetivos, evidenciados en acciones como: la iniciativa, optimismo, compromiso, liderazgo y motivación al logro. Bajo este mismo contexto  se destaca la automotivación, comprendida como la  capacidad para recrear experiencias anteriores  exitosas  que ayuden a impulsar objetivos y provocar estados de ánimo positivos.   

La competencia social está relacionada  con la capacidad que tienen los individuos para  establecer relaciones asertivas y cordiales, expresando sentimientos y emociones. El liderazgo que desarrollan directivos en las organizaciones debe centrarse bajo orientaciones e iniciativas cordiales   con objetivos y metas claras,  tiempos estimados y margenes de error.

La empatía se convierte en una habilidad de consciencia para comprender las necesidades, emociones, sentimientos  y sensaciones, que experimenta una persona ante determinada situación. Los individuos pasan gran parte de tiempo en las organizaciones, avanzan en la construcion de sus proyectos de vida, fortalecen su personalidad y crean nuevas relaciones que permiten compartir cualidades, intereses y pasiones,  para lograr auto tranformaciones.

Los departamentos  de recursos humanos tienen una valiosa oportunidad  para caracterizar a sus empleados  y desarrollar programas que les permita potenciar habilidades,  como la empatía en todos los niveles de la empresa, investigaciones recientes demuestran que al adquirir la habilidad se establecen mejores relaciones interpersonales, e identificación de los empleados con los  propositos misionales y valores de la empresa, teniendo un impacto positivo  en la consecución de objetivos.  

Finalmente en el contexto de la inteligencia emocional, las habilidades sociales permiten desarrollar capacidades para incidir en los demás y lograr propósitos comunes, entre las cuales se destacan la  comunicación, liderazgo, capacidad para abordar conflictos, colaboración y cooperación. Decisivas para la generación de individuos con la  posibilidad de interactuar en distintos espacios y fines.

Susan David profesora de la Universidad de Harvard, propone el concepto de “Agilidad emocional”, definida como un proceso que permite estar en el momento y cambiar o mantener  nuestros comportamientos para vivir de maneras  que estén en consonancia con nuestras intenciones y valores. No se pretende ignorar las emociones y pensamientos complejos, se busca sostenerlos de forma ligera y eficaz para asumirlos con valentía.  Finalmente adquirir herramientas para  que sucedan grandes trasformaciones en la vida de las personas y las organizaciones. En este contexto la autora propone cuatro aspectos para trabajar la  “agilidad emocional”.

El primero Mostrarse; significa enfrentarse a los propios pensamientos, emociones y comportamientos, con intención y curiosidad y amabilidad. El segundo aspecto  es Distanciarse;  después de enfrentar pensamientos sentimientos y emociones el siguiente paso es  desapegarnos de ellos y observarlos como son, solo pensamientos y emociones. En  la práctica laboral, todos los empleados deben aprender a verse a sí mismos, para encontrar alternativas de abordaje ante las distintas posibilidades. El tercer aspecto Seguir el propio camino implica centrarnos en los pensamientos en los que realmente nos importa, nuestros valores fundamentales y objetivos, más relevantes, acción que es importante trabajar desde las áreas de recursos humanos y desde un concepto de liderazgo transformacional.   El último criterio, Avanzar; asociado a determinar y  construir con pequeñas cosas que impliquen  una transformación total desde  la automotivación y convicción de desarrollo.

El siguiente gráfico presenta un resumen de los aspectos expresados en cada uno de los componentes por parte dela autora.

 

Fuente: Autor

 

La inteligencia y agilidad emocional se logra a través de pequeñas actitudes que adoptamos en contextos laborales, personales y familiares,  hace que no vivamos fingiendo ni interpretando comportamientos, sino que creamos en espacios de asertividad y construcción colectiva, por consiguiente es necesario fijar metas como;  nombrarse  gestor y constructor de tu propia vida, aceptar y comprender la totalidad de tu ser, aceptar tus experiencias internas, considerar que tu identidad y personalidad está en transformación, desprenderse de experiencias e historias que no  te permiten crecer y te atan a situaciones del pasado. Finalmente enfrentar cada situación  como una oportunidad para crecer, modificar aprendizajes y resignificar el valor de la vida en el contexto personal y laboral.

 

*Pablo Luna Gutiérrez

PhD en Gobernabilidad y gestión pública

Magister en Dirección

Especialista en gestión humana y desarrollo organizacional

Ex director Local de educación de Engativá

Docente Universitario

UNIMINUTO

 

 

 


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