Una breve reflexión sobre el post confinamiento

Opinión

Una breve reflexión sobre el post confinamiento

Una breve reflexión sobre el post confinamiento, y el ser coherente sobre lo que será nuestra nueva forma de vida tras el Covid-19.

 

Por: Lidya Mabel Castillo Sanabria
Abogada de la Universidad de la Sabana
MBA - EUDE (Madrid), Master en Abogacía Internacional - ISDE (Barcelona)
Abogada especializada en temas de vivienda, inmobiliarios y bancarios

 

 

Destruir es más fácil que construir”, y por supuesto que no quiero empezar con palabras negativas, pero considero que es un deber llamar la conciencia y generar inteligencia emocional idónea en este momento de crisis ocasionada por la pandemia del Coronavirus. Inicio este artículo con esta frase que dice mucho, y puede ser llevado a lo que hemos realizado, en gran parte del mundo, tras la declaratoria del Covid-19, construimos desde estar en nuestras casas, confinados, y destruimos tras la desescalada. La mayoría de los países Europeos, han dado inicio a la “nueva normalidad”, abriendo sus comercios, restaurantes, oficinas, pero esto no ha sabido ser gestionados por todas las personas, y lo que hemos visto son botellones en Alemania y España, celebraciones populares como San Juan en España, días sin IVA en Colombia, apertura de espacio terrestre y aéreo, etc., lo que ha implicado que en este momento encontremos rebrotes del virus en algunas ciudades, con cifras importantes.

Desde la Inteligencia Emocional, quiero acercarme a este nuevo hecho, en aras de generar una conciencia en todos los que puedan leer esta reflexión, no solo, en beneficio individual sino también en el colectivo. La crisis del COVID-19 produce un estado de desorganización que altera la vida y que sobrepasa la capacidad habitual de las personas para enfrentar los problemas. Una situación que genera un gran estrés, más aun teniendo en cuenta lo inesperado de esta crisis, que ha irrumpido de forma abrupta en la “normalidad” de las personas y grupos sociales.

Este nuevo proceso de “desescalada” supone un cambio en nuestras vidas y rutinas, una nueva realidad, que implica una adaptación a este nuevo cambio como una parte del proceso. Cada una de las fases de desescalada del confinamiento va a suponer un cambio de rutinas y comportamientos que a su vez generarán cambios emocionales y cognitivos en el individuo. Cuando los niveles de incertidumbre crecen - como está pasando ahora -, el miedo provoca situaciones de bloqueo en las que no funcionarán las herramientas necesarias para afrontar nuestro día a día a nivel personal y profesional. En estos tiempos de incertidumbre, la mayoría de las personas estamos nerviosas, ansiosas, por lo que es importante practicar la empatía.

El coronavirus y el distanciamiento social es algo que, nos está afectando a todos de manera distintas, por lo que tener en cuenta, que los demás pueden tomar esta situación de manera diferente puede ayudarnos a conectar mejor con los todos, ya sean nuestros compañeros de trabajo, amigos o familiares. También es importante recordar que cada persona maneja el estrés de manera distinta, tratar de entender al otro a través de la empatía, puede ayudarlos a manejar la situación mejor.

Así las cosas, lo primero que debemos hacer, es conocer qué emociones y sentimientos sentimos, y cómo podemos abordarlas en esta nueva situación de adaptación. Algunas personas experimentaran un incremento de la preocupación por el contagio de la COVID-19, ansiedad ante la situación de incertidumbre continua que vivimos, temor a recuperar parte de la normalidad en estos momentos, miedo por nuestro bienestar y el de nuestros familiares y amigos. En otros casos, experimentamos cada cambio con alegría y muchas ganas de reencontrarnos con nuestros seres queridos, con ganas de salir y recuperar parte de la “vida normal”.

Pero, también existen casos de personas que no sienten más que indiferencia, tristeza o estado de ánimo bajo acerca de los cambios que se producen en las distintas fases. Esto nos puede provocar una sensación de contradicción, porque llevamos tiempo deseando recuperar la normalidad, pero ahora nos sentimos desconsolados y desmotivados, incluso muchas personas con las que he hablado señalan que

“…la prohibición no va conmigo”

Estas actitudes NO ayudan a una buena práctica en asimilación de la situación, como tampoco estas como: hacer como si nada hubiera ocurrido, restar importancia a lo que ha pasado, buscar culpables, al contrario los ayuda mucho, asumir que algo ha cambiado en nuestras vidas, reconocer la seriedad de la situación, aceptar que hay situaciones e la vida que no dependen de nosotros y que no se controlan.

Finalmente, algo que quiero poner en reflexión, es el ejercicio que tenemos todos los seres humanos, y que es el libre albedrío, el cual se define como “la potestad que el ser humano tiene de obrar según considere y elija”. Esto significa que las personas tienen por naturaleza libertad para tomar sus propias decisiones, sin estar sujetos a presiones, necesidades o limitaciones, o a una predeterminación divina.

El libre albedrío significa, en suma, que el ser humano tiene libertad tanto para hacer el bien como para hacer el mal. Y esto, desde luego, tiene sus implicaciones éticas y morales, pues el individuo que actúa según su libre albedrío es también responsable de sus acciones, tanto si cuentan como aciertos o como sus errores, afectando con esa toma de decisión no solo a su yo individual sino en muchas ocasiones al grupo social con el que se involucra, y sobre las cuales pueda recaer la acción.

Hay que evitar caer en el miedo a salir de casa, todos necesitamos salir y podemos salir. No va a pasar nada, siempre y cuando tengamos las medidas sanitarias que se nos han sugerido por parte de los agentes públicos, debemos recordar que estamos en una situación nunca antes vivida. La clave del éxito está en ser capaces de adaptarnos al medio. Mirar todo esto que ha sucedido que, sin duda, pasará a nuestras memorias como algo positivo. No han sido problemas, sino retos. Es una oportunidad de crecer, de saber cómo somos realmente y de poder trabajar de nuevo por conseguir nuestros sueños.

Infortunadamente, y siendo realistas, tomo esta frase de la Organización Mundial de la salud que indica que en una entrevista reciente “Sin la vacuna, esa será la dinámica del virus, oscilará su circulación, con momentos de mejor control y otros con aumento de casos. Dependemos de las medidas de prevención, si se relajan intentando volver a las actividades habituales, habrá rebrote”, explica la OMS, y agrega, “no vamos a poder tener la misma vida que teníamos en enero o en febrero. Las medidas tienen que ser permanentes hasta que no tengamos una vacuna para prevenir la enfermedad o un tratamiento específico”.

Sólo tenemos un arma a nuestro alcance para empezar a frenar la pandemia del Coronavirus (Covid-19), y no se trata de una vacuna ni de un tratamiento milagroso, hablo de nuestra responsabilidad individual frente a una amenaza colectiva que ha detonado dos tipos de respuestas diametralmente opuestas.

 


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