Por ciudades más sostenibles: El plan es reciclar materiales de construcción

Opinión

Por ciudades más sostenibles: El plan es reciclar materiales de construcción

Por ciudades más sostenibles: El plan es reciclar materiales de construcción

 

Por: Lidya Mabel Castillo Sanabria
Abogada de la Universidad de la Sabana
MBA - EUDE (Madrid), Máster en Abogacía Internacional - ISDE (Barcelona)
Abogada especializada en temas de vivienda, inmobiliarios y bancarios

Hace poco tuve la oportunidad de leer un artículo en el cual se relata, cómo se están reutilizando los materiales de viejas edificaciones, y aunque no siempre se podrán usar con su función principal, -la función para la que fue creado el material-, por temas como sostenibilidad, por ejemplo, por temas energéticos o su mal estado, su reutilización esta siendo llevada a la realidad de una manera muy elegante y arquitectónica, dándoles una segunda vida, y así, podrá ser admirada por muchos años más.

El articulo hablaba claramente de un elemento muy usado, que son las tejas de barro, las cuales se señala, “suelen ser elementos que se acumulan con relativa facilidad entre los desperdicios de obra. Como su costo de producción es usualmente bajo, se las recicla o reutiliza con poca frecuencia y si se lo hace, en general, es bajo su misma función original -es decir se las limpia y se las coloca nuevamente en otro techo-. Por suerte, junto con la creciente toma de conciencia respecto a los costos ambientales de la producción arquitectónica y el aumento del compromiso en el tratamiento de los desechos de obra, han surgido algunos proyectos que logran recuperar estos elementos de manera innovadora para darles, a través del reciclaje, una nueva vida en muros, fachadas, parasoles, solados y hasta mobiliario”.

Pero como mi preparación actual, es la de ser Antropóloga Urbana, quiero analizar de principio a fin la problemática y su aproximación a un estado ideal de manejo de estos materiales. Así las cosas, empezamos señalando que, la construcción hoy, genera alrededor de 1,1 toneladas de residuos al año por habitante, con lo que hay material de sobra para reciclar. El sector de la edificación es uno de los más contaminantes del planeta, siendo responsable del 40% de las emisiones de CO2 a la atmosfera, por eso nunca es tarde para replantearse los materiales y sistemas a los que vamos a recurrir al momento de realizar una construcción en nuestra vivienda.

Los materiales reutilizados ya se consideran como una opción en los proyectos que hoy vemos, y su justificación es, porque, junto con fines económicos, estéticos y de diseño, casi el 75% de los recursos naturales de la Tierra son utilizados por las industrias de la construcción, la mayoría de los cuales terminan en vertederos que contaminan el medio ambiente y la atmósfera. Hoy reusamos, puertas que convertimos en fachadas o muebles de interior, azulejos en accesorios de iluminación, vigas estructurales en elementos decorativos, paletas de madera en instalaciones urbanas, fábricas en hoteles, barcos de carga en unidades de vivienda, y la lista sigue y sigue ... En el mundo moderno de arquitectura y diseño, nada se debe desperdiciar.

Como una forma de promover la reducción o la no generación de residuos, surge el principio de las 3R que se traducen en: reducir, reutilizar y reciclar. Estas acciones, junto con la adopción de patrones de consumo sostenibles, se han promovido como una forma de proteger los recursos naturales y minimizar el desperdicio. El primer concepto de las 3R, es la reducción, es bastante amplio y puede entenderse como la reducción en el uso de materiales, pero también en el consumo de energía y, sobre todo, en la huella ecológica, entre otras medidas, en el uso de materiales no contaminantes, duraderos y reciclables; en el uso de prefabricación como una forma de reducir los escombros en el sitio de construcción; y el uso de BIM para reducir errores y desperdicios y optimizar los procesos de diseño y construcción.

Reutilizar es el concepto que parte del principio de reutilizar el material sin transformarlo en un proceso que requiera energía. En arquitectura, la reutilización se puede encontrar desde la reutilización de materiales y elementos de construcción hasta la reutilización de estructuras, como por ejemplo con la reutilización adaptativa.

Finalmente, el reciclaje requiere la transformación del material antes de su aplicación para un nuevo uso. Es decir, requiere un proceso industrial o artesanal que utiliza energía para que el material pueda asumir nuevas formas y funciones. El reciclaje es una alternativa para los materiales desechados que no califican para su reutilización en la forma en que se encuentran, además de que a menudo tienen una buena relación costo-beneficio en relación con el uso de materiales habituales.

Debemos pensar, es la invención de nuevos materiales, el ejemplo lo tenemos en una noticia de hace unas semanas, que nos indica que la firma de muebles suecos Ikea, ganó un premio internacional por su modelo de casa reciclada, pensada para acoger a los refugiados. Si bien, la idea de construir edificios con materiales reciclados no es nueva y los intentos han sido muchos, con las técnicas y materiales más impensables, algunos de los materiales usados fueron colillas, plástico, leche o lana, que por supuesto luego de miles de investigaciones han sido aplicadas con éxito por sus fabricantes.

Otra de las alternativas, que debemos considerar, es repensar en la reconversión del uso del suelo, numerosos edificios suelen quedar en desuso por los constantes cambios económicos, sociales y tecnológicos que sufren nuestras ciudades. Los tiempos actuales demandan una gran versatilidad y capacidad de adaptación de las infraestructuras que se producen, y los cuales con los tiempos quedan deshabitados, librados al abandono y al deterioro. La mejor manera en que los hemos visto volver a la vida más comúnmente, es en proyectos de carácter cultural, por cuanto se suelen valorar los edificios preexistentes en el sitio, optando por operar mediante intervenciones puntuales que permitan alojar nuevos usos programáticos, pero a la vez pongan en valor las obras originales.

Finalizo este escrito señalando que debemos volver a nuestros orígenes, para ello hay una técnica ancestral utilizada en todo el mundo que es posiblemente el material más sostenible: el adobe. Este es uno de los materiales que para su producción puede llegar a generar el menor impacto posible, y lo mejor de todo es que sus escombros pueden ser devueltos a la tierra dejando una huella nula. Para la construcción en tierra se usan dos técnicas: la tapia pisada y los bloques de adobe. Los muros de adobe, a diferencia de la tapia pisada, se pueden manejar en un ancho mucho más reducido, con 25 cm es suficiente para que atrape el calor y lo libere al interior de la construcción en la noche, a diferencia de la tapia pisada que puede alcanzar grosores de hasta 60cm, lo cual genera espacios más fríos, esto lo que genera es que de manera natural podamos solventar los problemas climáticos con productos sostenibles.

Y como decía Rogelio Salmona

“La arquitectura transforma sin modificar”

 


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