La política como respuesta: Equilibrio entre la generación de valor y su conservación en el estímulo de la innovación

Opinión

La política como respuesta: Equilibrio entre la generación de valor y su conservación en el estímulo de la innovación

La política como respuesta: Equilibrio entre la generación de valor y su conservación en el estímulo de la innovación

 

Por: Juan Camilo Rojas Arias: Abogado candidato a Doctor, con Máster en derecho económico y políticas públicas e internacional (LLM), Especialista en derecho comercial con profundización en el área de derecho económico, internacional y de la administración pública.

 

Uno son los precursores de la innovación a nivel individual/empresarial y otros los presupuestos públicos y sistémicos que implican los procesos de innovación, en este sentido, si bien la generación de valor desde lo sistémico tiene otros elementos concretados en el tipo de gestión y de entidades, hoy quiero resaltar la necesaria anticipación desde la política a los procesos de aceleración en innovación que estamos viviendo por cuenta de la pandemia.

En la actualidad, aun con los choques económicos que estamos viviendo, pocas veces en la historia las condiciones sociales y la arquitectura institucional estaba tan dispuesta como ahora para la generación de innovación en las instituciones. Existe una incertidumbre colectiva sobre el presente y el futuro inmediato, lo cual predispone una necesidad masiva de respuestas que nos permitan ganar seguridad y gestión ante esa incertidumbre.

Las dinámicas sociales tuvieron un giro inesperado, llevando a la adopción de tecnología como medio único seguro de funcionamiento, lo cual está llevando paulatinamente a una generalizada apropiación de tecnología y de análisis de tecnologías disponibles para funcionar bajo los presupuestos actuales, a su vez, incentivando el replanteamiento de los modelos de funcionamiento tradicional, buscando optimizar el tiempo, el personal disponible vs el necesario y detectando posibles formas de funcionamiento diferentes y más eficientes en pro de la sostenibilidad y la marcada incertidumbre.

Las caídas en la demanda especifica de sectores, a su vez aparejó la demanda especifica en otros, llevando a la adecuación de la oferta a movimientos extraordinarios en poco tiempo, generando conocimiento aplicado a nuevas actividades – ejemplo: Bavaria transformó su fábrica de licores para producir desinfectante de manos para el sector sanitario de Colombia. Los productores de ropa colombianos han pasado temporalmente a producir ropa biosegura para médicos y los fabricantes de automóviles en el mundo están en conversaciones con los gobiernos para fabricar respiradores-.

La respuesta a una emergencia de magnitud como la que afrontamos, requiere multidisciplinariedad, preguntas correctas e iteraciones variadas, lo cual ha facilitado la conexión del ecosistema, las empresas y la academia – ejemplo: El desarrollo de respiradores artificiales por parte de Universidades y Empresas colombianas-.

En suma, podemos apreciar que el marco institucional y social de estímulo a la innovación está en auge, lo cual es lógico y adecuado como medio de respuesta a la nueva realidad de distanciamiento social, a la adopción acelerada de tecnologías disponibles y a una creciente oferta de estímulos públicos financieros y no financieros para desarrollarla, lo cual traerá aparejado grandes disrupciones en los mercados.

En consecuencia, la innovación disruptiva puede crear tendencias de consumo, generar valor y entregar más beneficio agregado en el consumo, no obstante, las políticas y los sectores deben procurar la conservación de valor, la cuestión aquí es: ¿quién pone más para la vaca?. En un mundo absolutamente equilibrado, donde todos tienen las mismas posibilidades de acceso al conocimiento, al financiamiento y al mejor talento humano, la conservación de valor debería regirse por las fuerzas del mercado, no obstante, en un mundo asimétrico, disfuncional  y desigual, el excesivo impulso a la generación de valor e innovación puede llevar a la destrucción de valor.

Indudablemente ya estamos inmersos, por obligación, en una nueva forma de hacer las cosas, en esta realidad debemos incentivar la maximización de valor y la gestión de innovación para ese fin, no obstante, no se debe perder de vista que muchos patrones de preferencias y tendencias tendrán un carácter temporal en este margen, por lo cual, se debe procurar con cuidado la innovación bajo un enfoque de conservación del valor, ya que ante la incertidumbre de permanencia de la pandemia y de la inestabilidad de las preferencias en el consumo, la innovación puede crear respuestas tangenciales, destruyendo el valor actual, sin consolidarse ante un nuevo cambio de perspectivas, dictaminado por ejemplo con la creación de una vacuna que nos vuelva a la normalidad.

 

En este escenario, la política debe anticiparse a dar respuesta a las empresas y personas que naturalmente vean destruido su valor por la innovación –ejemplo: tiendas de rentar películas vs. Netflix / Taxis vs. Uber - y a su vez, equilibrar el campo de juego de oportunidades para que el talento sea un elemento determinante dentro de las estrategias empresariales y no las ventajas derivadas de condiciones no propiamente devenidas de la competencia en los mercados.

 

Así mismo, se debe propulsar la conservación de valor de aquellos agentes que se vean afectados por la coyuntura de la pandemia, de forma tal que la innovación acelerada no sea irracional con el objetivo que genere más valor que el que destruye por dar respuestas coyunturales temporales, pero cuyos efectos pueden ser atemporales y permanentes para una economía.

 

En suma, la política es la herramienta que nos permitirá una innovación más empática y sostenible, que permita bajo una lógica circular, propender por la conservación del valor creado y existente y aquel relevado por una innovación disruptiva, pueda recircularse en el mercado laboral o independiente a través de programas que anticipen esos choques generados en el mercado por ese mismo estimulo de innovación.

 

 

 

 


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