La Innovación no es un lujo, es una necesidad. Paralelos de política y economía.

Paralelos de política y economía.

La Innovación no es un lujo, es una necesidad. Paralelos de política y economía.

Para dimensionar a la innovación debemos reconocerle su condición inherente e inmanente en la evolución social y económica de las naciones. Así, comprender que los procesos económicos son orgánicos y que la evolución, al igual que con la sociedad o la política, surge de procesos endógenos y no exógenos. Entender que la sociedad (fuente del poder democrático) y que el empresario/emprendedor no son figuras pasivas dentro del sistema de equilibrio general, por el contrario, en el todo (sociedad) y en la especie (empresarios / emprendedores) son los agentes activos del cambio y del progreso económico.

En este marco, a juicio personal, la democracia y el crecimiento económico se desarrollan en 2 ejes en particular:  la innovación como causa del desarrollo y la innovación social como consecuencia de la confianza y nuestra tendencia al agrupamiento y al cooperativismo instintivo. El ciudadano innovador como gestor de cambios sociales y revitalizador de los procesos políticos, el empresario innovador como propiciador de los procesos de innovación.

Considero que, sobre la base de las reflexiones realizadas, podemos caracterizar 5 ejes transversales de la innovación productiva y social, entendidos como la generación de valor (social / económico) mediante un cambio espontáneo y discontinuo en los cauces de la normalidad, alteraciones del equilibrio, que desplazan siempre el status quo reinante significando una mejora (bienestar agregado).

Innovación social

Innovación productiva*

Introducción de nuevos valores sociales validados en consenso.

Introducción de nuevos productos de consumo en el mercado

 

Creación de nuevas formas de participación social o de facilitación en el instinto de agrupamiento.

Introducción de nuevos métodos de producción y/o movilización.

Creación de nuevas formas de valor social – desarrollando conceptos sociales de cohesión: bien común, justicia social, empatía, capitalismo consciente.

Apertura de nuevos mercados. “Capitalismo consciente”.

Creación de nuevos vehículos de construcción social.

Desarrollo de nuevas fuentes de suministro de materias primas u otros insumos

Generación de nuevas formas de organización social y política (disrupción del status quo).

Creación de nuevas estructuras de una organización o mercado en un sector de actividad

*Los 5 ejes de innovación productiva – son basados en el entendimiento del autor Shumpeter de innovación radical.

Sin embargo, revisando el tejido empresarial y los indicadores de desempeño de la economía queda patente que si bien, la sociedad en una alta proporción considera que la innovación es muy importante en la estrategia de desarrollo de las empresas y la sociedad, sólo un porcentaje mínimo de las sociedades están enfocados en desarrollar estrategias de innovación.

 

¿Por qué no somos más innovadores?

 

Quizás desentrañar la respuesta a esta pregunta obedezca a razones que irían desde la economía, la psicología, el derecho para terminar en la sociología. En mi experiencia, la principal razón operativa para que no fluya la innovación social o productiva radica en considerarla un concepto de moda ajeno a la realidad. No entender a la innovación como un vehículo de diversificación, cambio, experimentación y mejora, es quizás la principal barrera para su generación.

 

No pensar en innovar es jugar a seguro (ilusoriamente se cree, y a corto plazo puede ser cierto), vivir en las mismas reglas de control y bajo la misma función de producción y vida social nos permite adquirir seguridad, de manera que cuando pensamos en innovar vamos a arriesgar nuestra reputación, a poner en riesgo nuestra ilusión de seguridad derivada del tiempo y del esfuerzo realizado conforme al avance del tiempo, así, innovar es un lujo de pocos, de locos o de aquellos que tienen excedentes que pueden dejar al albur de la innovación.

 

No obstante, nada mas aproximador al riesgo que quedarnos en el status quo (a largo plazo), en especial en tiempos sistémicos y conectados como los presentes, donde cada cual es un punto focal de una gran conexión productiva y social (con constantes cambios de posición entre oferta – demanda y participación social) donde la información se comparte en tiempo real (antes el paradigma era la información, la tecnología la volvió masiva. Después el paradigma fue su organización y segmentación, la tecnología la volvió ligera, comprimida y de bajo costo su distribución. Ahora el paradigma es la interpretación y la predicción de la información a través de inteligencia artificial), entonces hoy, en determinadas condiciones constantes de oportunidad y justicia social todos tenemos acceso a la misma información, entonces, si todos tenemos la misma información ¿qué nos diferencia?.

 

En resumidas cuentas, nuestra valía social y económica depende de que hacemos con la información que manejamos, de manera que la innovación y la creatividad no son un lujo, son una necesidad latente en una sociedad cargada de tanta información. De esta forma debemos llevar nuestros procesos cognitivos y operativos más allá de lo que conocemos y hacemos. La innovación implica crear sobre algo que no hemos pensado, sino veamos la historia:

 

  1. Los ingleses tomaron un invento griego: el vapor de agua orientado en una dirección se convierte en una gran fuerza motriz, esto en su momento era la información existente, y terminó decantándose en la maquina de vapor, con lo cual se hizo exponencial el uso de la energía, mientras que la energía natural de los ríos o los mares era impredecible, este desarrollo era estable y significaba un ventaja competitiva gigante (desde lo social, lo productivo y lo político), a raíz de este hallazgo, a los ingleses se les ocurrió incentivar a los inventores en beneficio de la sociedad, así crearon en el siglo XVIII la primera Ley de Patentes, de igual forma para esa época ya empleaban los hoy mecanismos de co-creación tales como “innovación abierta” ya que para ese periodo de tiempo el gobierno ingles creó premios para aquellos que resuelvan problemas técnicos, sociales o fabriquen maquinas que respondan a una necesidad, esta practica se extendió por toda Europa.

 

Así y con el desarrollo del vapor se aumentó la capacidad de los telares y bajó el costo de la producción del algodón, con lo cual aumentó la demanda de este, esto conllevó al desarrollo de las cosechas mecánicas con lo cual se multiplicó la producción. Tras el vapor llegó la electricidad y la producción volvió a tener otra “innovación radical” al igual que el funcionamiento social que devino con el desarrollo productivo aplicado a la sociedad (mayor bienestar).

 

La experiencia nos permite encontrar subyacente a todo proceso de innovación radical los siguientes elementos: decisión, construir sobre lo construido, esto es quizás el mayor detonante de la innovación, la innovación no es un proceso de generación espontánea, por el contrario es una suma de agregados y de esfuerzos que termina por decantar en algo novedoso y socialmente benéfico, experimentación (creatividad) y apertura a lo desconocido.

 

Lo anterior significa no sentir temor de cambiar los modelos de funcionamiento tradicional. Evitar el pánico a cometer a equivocarse. Plantearse objetivos compartidos. Resiliencia. Plantearse incentivos, crear indicadores de gestión.

Siempre tener en cuenta las preguntas más poderosas de la acción: ¿Por qué? ¿para qué?

Al final recordemos que la principal barrera para cualquier cambio o futuro éxito está en nuestro interior, y la solución está únicamente en la forma de pensar y actuar y recordemos la innovación no es un lujo, es nuestra mejor herramienta de cara al futuro en lo social, lo político y lo económico.


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