EL ROL DEL ABOGADO DE EMPRESAS EN EL SIGLO XXI

Por: Mauricio Martínez H.

EL ROL DEL ABOGADO DE EMPRESAS EN EL SIGLO XXI

Tradicionalmente el derecho ha sido concebido como una profesión liberal, en donde el abogado ha sido buscado por sus clientes, en la mayoría de los casos, para la resolución de controversias y hacer valor los derechos de sus clientes, adentro y afuera de los estrados judiciales.

Con la llegada de la industrialización, la concepción del abogado, en especial aquellos más afines al derecho comercial, fueron migrando a la formalización de acuerdos entre los comerciantes, generalmente empresarios y fue así como en muchas ocasiones, grandes transacciones comenzaron buscar blindarse bajo acuerdos legales y contratos cada vez más complejos y especializados.

Un par de décadas atrás, solo unas pocas empresas contaban con un asesor legal de planta, ya que muchas empresas, optaban por requerir servicios legales a demanda y para casos puntuales, dudas concretas o negociaciones de gran envergadura.

Sin embargo, la globalización, la apertura económica y el desarrollo de las empresas a más ciudades y países, ha generado que los negocios busquen cada vez más de la compañía de expertos en leyes, para que integren su planta de personal.

Ahora bien, no basta solo con saber derecho y tener experiencia en temas comerciales, cada vez mas el mercado laboral empresarial se vuelve mas exigente y riguroso a la hora de requerir profesionales en leyes que acompañen el día a día de las compañías.

Hasta hace unos pocos años, era solo un valor agregado el que un abogado manejara con fluidez un idioma extranjero, ello debido al limitado campo de acción internacional en el ejercicio profesional para aquellos que somos abogados, por la territorialidad de las normas y la poca exigencia de muchas de las universidades en el dominio de un segundo idioma, hoy en día, es un requisito básico y excluyente para casi cualquier abogado candidato que desee vincularse a una organización el tener un segundo idioma fluido y certificado como mínimo, el inglés, y si es posible un tercer idioma como francés, italiano, alemán o portugués, mucho mejor. Lo anterior, no obedece a un simple capricho de las organizaciones por tener un abogado angloparlante, por el contrario, es una necesidad de los negocios ya que existe un mercado abundante y próspero en otras latitudes para lo cual es importantes las habilidades comunicativas y de negociación de los abogados, con el fin de lograr los mejores acuerdos y tener muy claras las condiciones de estos, circunstancia que pondría en clara desventaja a aquella persona que no domine con suficiente fluidez el idioma de la negociación.

Pero hablar inglés es solo una de las necesarias cualidades que debe tener un abogado, si quiere pertenecer y cumplir a cabalidad con sus gestiones al interior de una organización. Se debe partir de la base que un abogado de empresa debe ser excelente redactando documentos, al punto de ser este quien emite las comunicaciones oficiales de la organización, además de unas claras habilidades de negociación siempre en procura del bienestar de la empresa, pero hay que ir mas allá, hoy en día las compañías, nos piden a nosotros los abogados “no pensar tanto como abogados” y ser mucho mas “comerciales”, las anteriores afirmaciones, provienen de un estigma, bien ganado, en el que la mayoría de las personas piensan que la presencia de un abogado en una reunión es sinónimo de problemas o que en muchos casos entorpece una negociación, ven a un asesor legal como un obstáculo y de hecho en algunas ocasiones es parcialmente cierto.

Como responsables de un área legal de una compañía, es una obligación evolucionar el pensamiento, en algunos casos rígidos y ceñidos a las normas, es una cualidad muy valorada por las organizaciones, el poder adaptarse y buscar soluciones legales a aquellas situaciones que en principio no lo son, y para ello, además de conocer de memoria la normatividad especializada y los principios del derecho comercial, hay que entender las mentes de los comerciales, sus necesidades de vender y de generar ingresos para las organizaciones y de esa manera trabajar mancomunadamente con el objetivo principal de las empresas que es crecer, vender, evolucionar y ser prosperas.

Otro de los roles mas importantes y quizá uno de los neurálgicos de un abogado de empresas, es el ser la mano derecha de la alta dirección de las compañías, acompañarlos en su direccionamiento estratégico y orientarlos para que sus decisiones además de ser acertadas sean legales, para ello, el impacto de influencia es fundamental, aprender a decir las cosas con tacto, comienza a volverse un elemento fundamental a la hora de emitir una posición legal frente a una decisión, posición está que a la vez debe ser concreta y contundente. El estilo de los abogados de otras épocas, en las que se hablaba adornado, con palabras rebuscadas y con extensión en sus argumentos perdió su vigencia, hoy en día las empresas necesitan abogados directos, con argumentos fáciles de entender y con soluciones prácticas, con un gran sentido estratégico, pero sobretodo humano, y es allí donde la vocación de servicio entra a jugar un factor importante en el rol de los abogados de las empresas. Hay que entender que las áreas legales de una compañía, son áreas de servicios, los clientes son todas las demás áreas de la organización, y el trato amable y cordial deben ser un factor fundamental a la hora de ejercer la profesión, ello no solo contribuye con el clima laboral, sino que ayuda a que cada vez más los abogados seamos vistos como un aliado desde el inicio y no como el último recurso cuando una situación ya se sale de control.

Además de un buen servicio, una clara tendencia al logro y conocimientos en todas las materias corporativas, un abogado de empresas, debe tener sólidos conocimientos en finanzas, saber interpretar Estados Financieros, entender de alguna manera el lenguaje de los administradores e ingenieros, conocer los procesos más importantes de la compañía en la que trabaja y el negocio como tal, sus fortalezas y debilidades, para así enfocarse en la mitigación de los riesgos que cada negocio genera de manera natural, es importante tener nociones de mercadeo, entender la infraestructura tecnológica de la organización, pero fundamentalmente, identificar el tipo de cultura en la cual debe vivir diariamente, de ello dependerá gran parte de su rigurosidad o flexibilidad laboral, no es la misma dinámica, trabajar en empresas robustas, con muchos años de trayectoria y ejecutivos de alto nivel de edades avanzadas, a trabajar en Startups con ejecutivos jóvenes y ritmos acelerados de vida, sus formas de pensar, y su velocidad para desarrollar ideas y proyectos son muy diferentes y como asesores debemos saber a qué velocidades y bajo qué condiciones estamos dispuestos a trabajar, sin embargo al final del día, siempre sabemos que gracias a una decisión oportuna de nuestra parte, la organización puede vivir tranquila un día más.

En conclusión, el rol del abogado de empresa, ejecutado correctamente, exige un nivel superior de esfuerzo y disciplina, algunos colegas encuentran su pasión en el litigio, otros en la consultoría y otro tanto en la administración pública, sin embargo los abogados de las empresas, tienen un reto aun mayor que el legal y es engranar las organizaciones de manera tal que con su conocimiento, análisis y coraje, logre sacar adelante cada situación adversa presente en las compañías, sin poner en riesgo a la organización, sin afectar su reputación y con el decoro y elegancia que nos debe caracterizar a quienes ejercemos esta polifacética profesión.

 

 

Mauricio Martínez H. 

Abogado Corporativo egresado de la UPB, Magister en derecho comercial y de los negocios de la Universidad de Buenos Aires (Argentina), Secretario General de C.I. HERMECO S.A. (OFFCORSS), Asesor Empresarial y Docente Universitario.

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