¿Cuál será el futuro de los locales comerciales y de los grandes espacios de oficina?

Opinión

¿Cuál será el futuro de los locales comerciales y de los grandes espacios de oficina?

¿Cuál será el futuro de los locales comerciales y de los grandes espacios de oficina?

 

 

LIDYA MABEL CASTILLO SANABRIA

Abogada de la Universidad de la Sabana (Colombia), Antropóloga Urbana de la URV (España), Abogada Internacional del ISDE (España). Especialista en Estudio de Títulos Inmobiliarios, legalización de garantías hipotecarias, consultor legal externo para entidades bancarias, financieras, constructores e inmobiliarias. 

 

 

Las organizaciones inmobiliarias y los propietarios de locales destinados a comercio, están preocupados porque en los últimos años, el comercio ha venido desapareciendo como consecuencia del surgimiento de centros comerciales y por el comercio electrónico, y ahora, el Covid -19 está haciendo lo suyo, le está dando la estocada final a esta difícil situación.

 

Las dinámicas económicas y urbanísticas que las ciudades están viviendo durante los últimos años, han provocado diversos cambios que comienzan a poner en peligro el papel que los negocios de proximidad han ejercido inmemorialmente en los centros urbanos. Actualmente tenemos, las ventas online y la multiplicación de las grandes superficies están llevando a la quiebra, el pequeño comercio, poniendo a sus responsables en una situación, que frecuentemente les obliga a bajar la persiana de manera definitiva. Se trata de un fenómeno global que debe ser abordado con inmediatez y contundencia a nivel local, si no queremos ver cómo el núcleo de nuestras capitales termina convertido en un auténtico páramo, sin actividad ni vida ciudadana.

 

Aunque, efectivamente, esta decadencia comercial en los centros de las ciudades es generalizada, también es cierto que la intensidad y la rapidez con que se está produciendo debería provocar una reflexión profunda en nuestras autoridades municipales. Los representantes de diversas asociaciones de comerciantes llevan años denunciando que las autoridades, están dejando morir el comercio de los núcleos urbanos, ante la mirada impasible de quienes son responsables de promover iniciativas para amortiguar este proceso.

 

El motivo por el que los arrendadores prefieren mantener los inmuebles desocupados, antes que alquilarlos por importes más razonables, sigue siendo un misterio difícilmente escrutable. Ante semejante panorama, resulta urgente acometer una serie de reformas para frenar el progresivo deterioro de nuestro núcleo comercial.

 

Según los expertos, las causas que explican este desmantelamiento comercial son variadas. Por un lado, la apuesta de nuestras autoridades por las grandes superficies, sin impulsar simultáneamente un plan para proteger los establecimientos de proximidad, ha tenido un efecto devastador en el pequeño comercio. En segundo lugar, son numerosas las voces del mundo económico que denuncian la suicida estrategia de los grandes propietarios inmobiliarios de la ciudad, al fijar unas rentas de alquiler totalmente desorbitadas en el actual contexto de mercado. Y como tercera causa la pandemia, que llego a nuestras vidas como un enemigo silencioso y de la misma forma esta dejando a los pequeños y medianos comerciantes, completamente cerrados, sin oportunidad de darle un impulso a la economía de estas personas, por tratarse de una situación sanitaria, que ya esta atacando a nivel mundial.  

 

Por apuntar sólo un par de ideas, para empezar, las administraciones locales deberían asumir de una vez por todas su función dinamizadora de la actividad económica de la ciudad, con iniciativas que podrían revertir la devastadora decadencia que padecemos. Las instituciones deben ayudar a quienes apuestan por crear actividad y riqueza, no actuar como freno con trabas burocráticas y estrangulamiento fiscal. En efecto, el emprendimiento es actualmente una actitud heroica, y la falta de agilidad administrativa y el ensimismamiento reglamentista dificulta notablemente la puesta en marcha de pequeñas aventuras empresariales que redundarían en el beneficio colectivo.

 

Por otro lado, necesitamos urgentemente la consolidación de un gran núcleo comercial y peatonal, con la oferta y compactación suficientes para atraer una masa crítica de potenciales compradores que lo convierta en un proyecto viable. Todos los cambios acarrean beneficios y perjuicios que deben ser estudiados y ponderados, pero permanecer pasivos ante la espiral de decadencia de nuestro núcleo comercial nos conducirá indefectiblemente hacia un centro urbano convertido en un desierto triste y vacío. No hay tiempo que perder.

 

Actualmente vivo en Tarragona y tras una investigación consciente sobre esta problemática he podido llegar a un común denominador que no solo se ve aquí, sino en muchas otras partes del mundo, grandes capitales o ciudades intermedias coinciden con la siguiente declaración “El cierre constante de establecimientos emblemáticos y de marcas reconocidas está dañando de forma continuada el posicionamiento comercial en el centro urbano de Tarragona.

 

Hoy por hoy, el centro de la ciudad va perdiendo su identidad como espacio de compras. La falta de actuaciones públicas, coordinadas con el sector privado, nos ha llevado a un callejón sin salida: o actuamos o perdemos el pequeño comercio del centro. La principal arteria comercial, la Rambla Nova, está muriendo y lo único que hace la ciudad es darle el pésame…”

 

En cuanto a las oficinas, se produce un cambio de concepto. Cada vez parece más claro que con el confinamiento, los trabajadores que teletrabajaron, demostraron ser sino igual, más productivos, lo que hace que ante la pregunta de en donde prefieren trabajan, dirán que no querrán volver a la oficina a “calentar la silla” ocho horas al día. Lo que nos queda claro, es que el teletrabajo llego para quedarse, y lo que hizo la pandemia, es adelantar cinco años la consolidación del teletrabajo en el futuro laboral. Y aunque en casa, no siempre es fácil encontrar la tranquilidad necesaria para concentrarse y quedan desafíos de conectividad por resolver, el teletrabajo, se impondrá en el futuro y ya hay quienes pronostican que se reducirá entre un 30 y un 35 por ciento la asistencia de trabajadores a las oficinas. ¿Entonces que pasara con los grandes despachos? El diseño de las oficinas rara vez está pensado en atender las prioridades de las empresas. Tras la pandemia se recomienda diseñar espacios ad-hoc para esas actividades que los trabajadores no pueden hacer vía remota, hoy ya realizamos reuniones virtuales, sin desplazamientos, los espacios físicos ya no son tan importantes y por ello debemos repensar que tan indispensable es un lugar al que pocos van a comparecer.

 

En esta semana, vi una publicidad del sector gastronómico de Argentina que llama a su movimiento la silla al revés, y que busca con ello generar un el reclamo de los restaurantes contra la crisis, con una campaña en redes sociales incentivada por el propio sector gastronómico para exigir la reapertura de los locales. Colombia también lo esta manejando y llevando a cabo los restauranteros se han unido y generado espacios para como agremiación poder general políticas comunes en beneficios de todos.

 


Compartir

Comentarios


Artículo sin comentarios

Escribe un comentario