COVID – 19: Una pandemia que ha expuesto realidades evidentes o inadvertidas

Opinión

COVID – 19: Una pandemia que ha expuesto realidades evidentes o inadvertidas

 

COVID – 19: Una pandemia que ha expuesto realidades evidentes o inadvertidas

                                 

 

Por: Juan Camilo Rojas Arias: Abogado candidato a Doctor, con Máster en derecho económico y políticas públicas e internacional (LLM), Especialista en derecho comercial con profundización en el área de derecho económico, internacional y de la administración pública.

 

 

Una de las sorpresas que trajo este 2020 fue la propagación de una pandemia tan racionalmente esperada por expertos y epidemiólogos -cuyos mensajes habían sido ignorados en los últimos años- como inesperada para la economía y la dimensión social de nuestra realidad.

 

La evidencia de observación que me va dejando esta pandemia se resume en las siguientes 10 ideas – ideas: no verdades-:

 

  1. Los grandes retos no son de órbita exclusiva del Estado. La solución óptima de cualquier problema –social, económico o de salud pública- pasa necesariamente por lo público y lo privado.

 

 

  1. El principal reto en esta pandemia se ha enfocado mal. Los debates discurren entre razones redistributivas –quien gana quien pierde / quien recibe y quien no- sin centrar el esfuerzo en el consolidado del bienestar social, la difícil palabra de nuestra sociedad: TODOS, no ellos ni nosotros.

 

 

  1. Los efectos económicos de la pandemia son inquietantes, posiblemente estimables, pero ciertamente indescifrables en su alcance a futuro.

 

 

  1. El modo de vida “coronavirus” es nuestro futuro. Esta idea peculiar no solo ronda una dimensión lúgubre del futuro, es un pensamiento de observación basado en hechos: (i) los virus seguirán evolucionando entre humanos y animales o entre ambos –zoonóticos- y su relación con la vida humana seguirá expandiéndose a medida que el ser humano siga interactuando con el planeta; ocupando más territorios y explorando más posibilidades – lo cual es tan esperado como inevitable-; (ii) la apropiación digital y el funcionamiento desmaterializado a través de la tecnología, como pensamiento futurista y anhelo, ya resulta poco a poco en la única vía segura de reactivación económica y social, su incorporación como tendencia en la vida es inexorable, lo cual es, a mi modo de percibir la realidad, deseable y a la vez inquietante; (iii) las economías de contacto –primarias y tradicionales- y en muchas dimensiones del desarrollo económico, inevitables o imprescindibles, siempre van estar expuestas a más riesgos, lo cual supone una responsabilidad política y social del Estado de buscar mecanismos de protección y avance.

 

 

  1. La cuarentena y las restricciones a las libertades funcionan –temporalmente- no obstante, su eficacia radica en su oportuna implementación, lo cual supone ex ante un control epidemiológico constante de forma que se pueda evitar la propagación descontrolada, masiva y se puedan tomar decisiones con evidencia y análisis de datos.

 

 

  1. Los humanos somos animales sociales, una cuarentena prolongada es insostenible, genera resistencia social, además puede afectar la salud de forma general sin ahondar en los perjuicios al sistema económico. Lo relevante en este punto es observar los aprendizajes que estamos viviendo y analizar la dimensión social y comportamental de todos –respetando las libertades individuales-, detallando las implicaciones de una restricción sobre las personas y la economía, ya que en el futuro  las reacciones serán diferentes a las vividas actualmente, dado que las experiencias modulan nuestra actuación en un tiempo posterior, lo cual podría afectar la eficacia de las maniobras Estatales a la hora de conjurar una pandemia futura y posible.

 

 

  1. La globalización fue un hito en los mercados. La tecnología y su capacidad de conectar en tiempo real fue un hito en lo social y económico. El coronavirus es y será un hito en todas las dimensiones de nuestra realidad, lo cual amerita acciones de tal magnitud.

 

Dados los efectos en la salud pública mundial que puede generar un país en otro, recobra vital importancia el rol de la OMS, no solo como un ente rector de políticas a nivel mundial, deberíamos pensar globalmente. Aunque utópico, un sistema universal de salud que recorte brechas de conocimiento y tecnología, puede resultar en una respuesta eficiente ante la incertidumbre de una nueva pandemia 

 

De nada le sirve a una nación avanzar aisladamente si los entornos no tienen la misma capacidad de reacción ante un brote pandémico. El resultado es el mismo, la propia afectación –análisis replicable al interior de los países y las brechas en su mismo territorio-.

 

Esta realidad de desigualdad, primero cobra la vida de quienes están en peor condición, luego cobra la vida de todos.

 

 

  1. Los mercados funcionan con cadenas de proveeduría y es a través del mercado donde se posibilita la vida en sociedad –bienes y servicios-. Quizás debamos como sociedad elevar algunas cadenas de producción al rango de cadenas reguladas – símil de los mercados regulados, cuya observación, entrada y funcionamiento es altamente regulada por el Estado por interés público-, idea proveniente de la precaria disponibilidad de material médico experimentada en Colombia y en el mundo para conjurar los efectos del coronavirus –respiradores médicos, tapabocas entre otros-.

 

Esta pandemia ya nos ha dejado algunos aprendizajes claros: la flexibilidad de producción de material médico es deficiente en términos generales. No obstante, la industria disponible en Colombia -flexibilizando sus procesos de producción- pudo reencaminarlos hacia la demanda creciente de tapabocas, ropa especial, entre otros. La sinergia de Universidad-Empresa-Estado permitió la elaboración de insumos con más valor agregado médico como los respiradores artificiales, no obstante este gran avance evidenció las barreras técnicas legales de la innovación y el desarrollo en Colombia al no poder ponerlos en funcionamiento en la misma velocidad en que se desarrollaron, lo cual merece una revisión a profundidad del rol de entidades como el INVIMA y de desarrollar nuevos conceptos como el propuesto de cadenas de proveeduría reguladas donde su función de producción tenga un criterio adicional a la rentabilidad.

 

 

  1. La información falsa en un mundo interconectado es casi tan peligrosa para la sociedad como los virus. Destruyen confianza, su propagación es inmediata, tiene efectos económicos importantes y no tiene cura –por ahora-.

 

  1. La corrupción en un mal absolutamente incardinado en nuestra realidad, ni siquiera en estos momentos de pandemia se detuvo. Aun cuando se ha visto cierto vigor en combatirlo por parte de los entes de control, no se ha reducido, siquiera en los términos desafortunados caracterizados por el ex presidente Turbay: “en sus justas proporciones”.

 

 

La corrupción es un delito de cálculo, donde necesariamente la ponderación de su realización está presente en cuanto a los beneficios de realizarla frente a sus costos –sanción – y probabilidad de detección. Lo cual supone un reto de respuesta, no como la típica acción reactiva ante el ilícito, sino desde la prevención.

 

En el ámbito de la Administración pública, el control de riesgos se confía a normas de carácter general, como las de conflictos de interés, las incompatibilidades, las leyes de transparencia y buen gobierno o códigos éticos, generando en mi opinión, un sistema jurídico hipertrofiado sin mucho margen, mucha norma y poco resultado, haciendo palmario que las normas no cambian a las personas.

 

Debemos mejorar la arquitectura del control en el sector público y progresivamente tornar nuestra permisividad social al incumplimiento normativo -en mi opinión la piedra angular de nuestra realidad- hacia la legalidad y el cumplimiento. Con lo cual, si queremos una transformación social, es el ejemplo el mejor camino a seguir, esta poderosa acción contrarrestaría que las personas aprendan valores negativos surgidos en el seno de  nuestra sociedad –en lo público y en lo privado-evitando tentaciones o la terrible normalización de la corrupción desde la percepción social, claro está sumado a mejorar las técnicas de prevención y detección de ilícitos.

 

 


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Comentarios


Carlos Cardona June 5th, 2020

Excelente artículo. Una visión de realidades evidenciadas con la pandemia y perspectivas para enfrentar nuevos desafíos.

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