Año nuevo, vida nueva: Un propósito que debe estar atado a la justicia social, a la equidad de género y al bienestar.

Por: Juan Camilo Rojas Arias

Año nuevo, vida nueva: Un propósito que debe estar atado a la justicia social, a la equidad de género y al bienestar.

Pensar en justicia social, en equidad y en bienestar, necesariamente llevan el análisis al papel del Estado en la configuración económica de la realidad. Este determinismo lleva a 2 conclusiones centrales, la primera: es reconocer el papel estratégico del Estado y, la segunda: la superación racional de los dogmas de verdades ciertas a rajatabla, tales como: que la actividad económica debe dejarse exclusivamente a las fuerzas del mercado eliminando la intervención del Estado o al contrario, que el control centralizado de la economía debe ser ejercido por el Estado; dogmas por experiencia mandados a recoger.

Resulta claro para todos, que los marcos conceptuales sobre los cuales entendemos la política, la economía, el derecho, el desarrollo y el bienestar varían de forma incesante y se acompasan, en mi opinión, de forma deseable con la evolución de la sociedad con el pasar del tiempo. El mundo ha cambiado notablemente durante los últimos años, las esperanzas y preocupaciones que teníamos como colectivo ya no son las mismas de las generaciones surgentes. Creímos en algún momento en el proteccionismo económico, en la esclavitud y colonización como medios de organización social y económica, que los países en desarrollo podían cerrar la enorme brecha frente a los países desarrollados, el derecho como disciplina normalizadora atendía cada suceso y visión y lo aterrizaba en sus estructuras conforme cada tradición.

Los anteriores supuestos que generaron éxitos -que hoy con visión pausada parecen más aparentes que reales- influyeron en la forma como se organizaron los sistemas económicos y legales.

Qué tan diferente es la situación de hoy con la del pasado, por obvio que parezca los cambios son tan trascendentales que vale la pena repensar la prospectiva del hoy a futuro. Por ejemplo, los países cuyos sistemas económicos y legales de planeación rígida (propios de las economías socialistas) que mantuvieron su curso ideológico experimentaron bajo crecimiento, estancamiento o cosas peores. No obstante, aquellos que demostraron la habilidad de reorientar sus perspectivas hacia el mercado sin caer en el exceso de dejarlos al albur o del defecto de centrarlos permitieron evidenciar crecimientos económicos acelerados (algunos ejemplos los podemos encontrar en los países del Este asiático). Por su parte, el derecho paso de axiomas morales e inmanentes del ser, movilizado por formalismos y simbolismos (tradición, gestos, ritos) a postulados positivos y racionales, sobre bases religiosas, en un comienzo más positivizado, a estados avanzados de normas de conductas y de entendimiento del derecho como rector de los procesos sociales con una orientación al bien común.

Estos procesos que orientan las actuaciones humanas y nos disponen al día a día, resultan ser la suma en tiempo presente del pasado, el presente y lo que queremos del futuro. Así, al final del día, bajo la estela de un año nuevo, y con un propósito de configuración optimista y planificador que tiene los primeros meses del año, deseo plantear, selectivamente, ciertos elementos que permitan poner sobre la mesa aquellos aspectos que no han recibido suficiente atención en las discusiones recientes y que a mi modo deben ser parte estructural del desarrollo que como Nación realicemos (a mediano y largo plazo). Para este fin, omitiré algunos tópicos absolutamente estructurales que siempre deben estar presentes, tales como: la función y el diseño óptimo de las políticas de competitividad (fiscales, industriales, comerciales, etc), el gasto inteligente, la verificación asertiva de los mecanismos de redistribución social, el establecimiento de incentivos adecuados en la función pública, entre otros, aspectos que si bien estructurales para el desarrollo optimo ya han copado las mesas de debates a nivel nacional e internacional.

A efectos de abordar los temas alternos que a mi juicio deben ser elevados dentro de los debates cotidianos, resulta importante entender la temporalidad subjetiva de las preocupaciones humanas, mecanismos heurísticos y atados a la sociedad, por lo cual dinámicos y fluctuantes, a la luz de esto, observar que la sociedad actual tiene propósitos superiores que antes no eran el centro de nuestra atención, pero que de atenderlos nos llevará a los objetivos supremos enunciados al inicio del presente escrito, de manera que la justicia social, la equidad, la igualdad y el bienestar sean las consecuencias de intervenciones acertadas en procura de evitar un funcionamiento distorsionado del mercado, toda vez que está demostrado que, intervenciones públicas acertadas pueden mejorar los estándares de vida -ganar equidad-  especialmente cuando hay fallos de información o mercados incompletos.

Como punto de partida, cualquier intervención pública debe enmarcarse en 2 marcos generales de justificación para elevar los estándares de vida, (i) que las acciones del gobierno se justifiquen debido a un mal funcionamiento del mercado y, (ii) que sus beneficios sean mayores que sus costos de elaboración y puesta en funcionamiento. Así las cosas, para prepararnos para un futuro en el cual no nos horroricemos por el pasado debemos tener en cuenta lo siguiente:

  1. Afrontar la globalización 2.0, y ver al mundo ya no como naciones aisladas por fronteras, sino como un sistema interconectado que naturalmente es opuesto al nacionalismo o al nativismo reviste de suma importancia. Entender una visión de sistema, es generar cooperativismo desde las acciones cotidianas, si entendemos que los problemas sociales no son una causa exclusiva del sector público, podemos lograr la equidad de una forma más eficiente (cooperativismo – realidad colaborativa).
  2. Es necesario plantear estrategias que desde diferentes aspectos posibiliten a las personas independiente de sus capacidades y habilidades desempañarse de manera autónoma y segura en cada una de las actividades de la vida diaria y con esto puedan lograr ser partícipes de las realidades sociales y culturales que por derecho nos asiste (inclusión).
  3. Entender el nuevo giro de los mercados y de la economía hacia el ser humano mas allá del servicio al cliente. En sus inicios el mercado de bienes se preocupaba por la calidad, la evolución de este hacia los servicios se centró en el humano, posteriormente en lo diferencial, en las experiencias y en los diseños. Ahora en nuestro camino hacia el futuro cercano está apuntando a una nueva economía basada en el propósito de servirle a la gente, una expansión hacia la concreción del diseño como una práctica cultural, como una forma de pensar y como una ideología que permita comprender al ser humano en todas sus dimensiones. Si pensamos la economía colaborativa, no podemos encontrar mejor ejemplo de esta situación. Al final es una forma de interacción social de servicio voluntario (en algunos casos centralizado como servicio público) a cambio de una contraprestación, cada día surgen nuevas ideas de servicios conectados por tecnologías emergentes con finalidad social y retribución económica, de forma que el Estado debe propiciar el ambiente para que se generen de forma más fácil y orgánica en la realidad (economía colaborativa y social).
  4. Revalorar la importancia de la diversidad de género. Mas allá de un óptimo social, está demostrado que la inclusión de la mujer tiene ventajas evidentes en los mercados tales como: (i) aportan diferentes aptitudes y perspectivas en cuanto al riesgo y la colaboración, (ii) el desempeño financiero de las empresas mejora cuanto más equilibrio de género hay en sus directorios, entonces debemos trabajar hacia un mercado completo de fuerza laboral equilibrada, pero para ello, debemos trabajar en políticas de inclusión asociadas con:

 

  • Prevenir la degradación ambiental.
  • Inversión en infraestructura en su sentido amplio: educativa, tecnológica, financiera, física, ambiental y social de la economía. Lo anterior, sobre el supuesto de realidad física que los mercados no pueden funcionar en un vacío, esta infraestructura es necesaria para que los mercados cumplan su objetivo en el aumento de la riqueza y de los estándares de vida. (igualdad y conciencia)

 

Al final de cuentas, ha hecho carrera, incluso al nivel de eslogan de política referirse a los grandes cambios que han ocurrido en el mundo y a la necesidad de adaptarse a esos cambios. Empero, es cierto que han ocurrido cambios extraordinarios y que las sociedades que se adaptan mejor a esos cambios están en una situación mejor, en términos de aumento de bienestar, que las que no se adaptan. Pero al final en mi visión ideal de la vida, la realidad es el resultado de acciones de todos, y aunque el gobierno puede contribuir a que las sociedades estén dispuestas a aceptar el cambio al final de cuentas siempre dependerá de nosotros, el constituyente primario.     

 

Juan Camilo Rojas Arias

Abogado, especialista en derecho comercial y con dos Maestrías
en Derecho Internacional y en Derecho Económico y Políticas Públicas,
actualmente optando por la candidatura
E-mail:
camilor99@hotmail.com

a Doctor por la Universidad de Salamanca España.

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